Revista Cultura y Ocio
Desde que Cenicienta dejó caer su zapato en el baile, las cosas cambiaron. No hay más príncipes que rescaten a damas en apuros y menos que agarren los zapatos olvidados y busquen a su princesa por toda la ciudad. Hoy, hay hombres reales con virtudes y defectos. Y para contar eso está la Chick lit: un género apto para todo público, leído en secreto por ellos y comentado a viva voz por ellas. Empezó con autoras extranjeras pero ya tiene una colección nacional con 8 novelas, lanzada por Plaza & Janes en el 2008: Luz, cámara, acepto, de Julia Larotonda, Sábados de súper acción, de Verónica Schulman, Mi libertad por un novio, de Viviana Kahn, Tenemos que hablar, de Celia Dosio, Los enredos de la señorita Pacman, de Marina Macome, Te pido un taxi, de Fernanda Nicolini y Mercedes Halfón y Lucy de Patricia Suárez. Y en diciembre saldrá Barajas de Alejandra Zina. Y, sin hacer un encuadre específico de chick lit, Planeta hizo lo suyo con el sello Esencia. Desde 2007 publica novelas románticas. La editorial Norma tampoco tiene una colección del género pero, según su editora, Natalia Méndez, los títulos “Los parientes impostores, de Laura Escudero y Clementina, de Sara Pennypacker, podrían ser considerados chick lit aunque no podríamos limitarlos a un género”. La clave, el humor Las protagonistas de estas novelas tienen entre los 25 y 40 años, son independientes, un poco torpes, trabajadoras, urbanas y glamorosas. Lidian con matrimonios, infidelidades, estrés, maternidad, divorcio, dietas y la presión social para llevar una vida ideal según parámetros antiguos. La clave del género: el humor. Para el editor Damián Rios “es un género para ser leído sólo por mujeres. Cuando está ejecutado con destreza, se producen novelas entretenidas y de lectura ágil”. En oposición, Florencia Cambariere, editora de Random House Mondadori en Argentina, sostiene que la Chik Lit “es un género dirigido a mujeres, como la novela romántica, pero puede ser leída por hombres. Por eso, no creo que se pueda hablar de una literatura para mujeres y otra para hombres”. Hablan las autoras En una entrevista exclusiva para Clarín, se reunieron Fernanda Nicolini, Celia Dosio, Alejandra Zina, Viviana Kahn y Verónica Schullman para hablar sobre lo que sucede con este género que no se detiene. En la Chick lit, “la mujer se construye una subjetividad. Pero como es un género asociado con la femineidad, cae en ciertos prejuicios”, contó Nicolini. Sin embargo, aclaró Dosio, “Gracias al humor, te da más libertad y te permite hablar de las desigualdades sociales entre géneros”. Algunos críticos la consideran una literatura frívola. Pero Kahn, que también es psicoanalista, aclara: “la frivolidad también es parte de la vida cotidiana”. Es un género urbano, aunque “Más allá de las diferencias geográficas, las protagonistas suelen tener problemáticas similares”, contó Marina Macome en una entrevista por email. “El recorte es inevitable porque es un género que trabaja con la identificación de la lectora”, aseguró Nicolini. Desde adentro “La posibilidad de escribir con humor es una de las razones por las que decidí escribir chick lit”, explicó la escritora Patricia Suárez. “Te permite leer situaciones desde otro lugar”, dijo Schullman. Y, continuó Zina; “El humor se conjuga con la inteligencia, la ironía y la ternura, campos que, antes, no se asociaban a una sola mujer”. Nicolini habló de su experiencia. “Somos mujeres que nos autoabastecemos. Pero a partir de los 30 años empiezan a caer los mandatos sociales. Por eso, lo que tratamos de mostrar es como una lidia con ese quiebre”. Para Suárez, “es un género que representa a la mujer de hoy, más desenfadada que la de hace 3 o 4 décadas”. Desde Brasil, la escritora Julia Larotonda considera que “la clave del género está en entender a la mujer con sus fases, ciclos y formas de pensar, en donde una cosa muy simple puede desencadenar muchos conflictos internos y externos”. “Se trata del poder para tomar la palabra porque todavía hay conquistas que son necesarias para la mujer como la de la legalización del aborto”, agregó Dosio. Para la escritora Carolina Aguirre, quién publicó bajo el nombre de Lucía González, la novela Ciega a citas (Aguilar), que no está dentro de ninguna colección de Chick Lit, se trata de “un género inventado por los periodistas y los editores”. Y, agregó: “Las mujeres somos todas diferentes y únicas, y sensibles a distintas cosas”. “La idea es que la novela funcione, fluya, sea atractiva e interesante, con personajes bien construidos que evolucionen más allá de lo que suceda con la historia en sí. Y, principalmente, que la autora tenga una voz propia”, concluyó Cambariere. Habrá chick lit para todos los gustos y en todos los kioscos porque la editorial Random House publicará algunos de los títulos, como opcional, con la revista Caras, a partir de septiembre. Todas coinciden en que no se trata de una cuestión de géneros sino de novelas para ser leídas por cualquier buen lector que tenga humor y ganas de indagar en el universo femenino.