En mi casa de infancia,ese tiempo dormido-perdido en una esquina,se hablaba en otro idioma:misma lengua donde las palabras significan otra cosa.No había un diccionario que ofreciera respuestas a todas mis preguntas, avispas sobre el agua.Aprender a callarel idioma que te trepa, te condenaal mandato de los roles.Del fondo de mi estómago,donde habita el vacío de la pena,fluía el ácido plomo del silencioque estallaba en mi cabeza.En ese abismo sin sombra, nítido, el rostro de Narciso apaciguó el desierto de la familia rota.Ahora que hablo he olvidado la lengua de mis padres
pero la herida continúa latiendo silenciosa.