Compasión de los pobres / Armenmitleid (ca. 1789):
Proclama, boca mía, por qué te ha hecho Dios para que cantes,
por qué te ha dado inspiración y dulce eufonía,
si no lo ha hecho también para que en firme apremio
despiertes a los ricos de su calma indolente.
¿No puede el canto conmover corazones,
no puede hacer que escapen de la depravación?
¿No puede conducir al corazón por buen camino,
no lo puede sacar de su indolencia?
¡Adelante! Escuchadme, ricos sibaritas,
y atended aún más al grito que surge de vosotros,
mirad alrededor, ved a los pobres arrastrarse, indigentes,
y daos cuenta de esto: que un Padre común os ha creado.
Nota: traducción de Antonio Pau.
