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Seguramente la vida nos está poniendo a prueba, siempre y especialmente en estos momentos de crisis! Como seguramente ya sabes, siempre que acontece algo inesperado en mi vida me pregunto “¿qué espera la vida que yo haga con esto o qué debo aprender con ello?” Intento por todos los medios no caer en el común error de pensar que es algo merecido (culpa) o que quizás lo ha provocado alguien -o el Cósmos, por qué no- para amargarme la vida (culpable ajeno)! Y, si lo pienso bien, aún intentando actuar bien y de forma coherente con mi conciencia y mis valores, no he podido evitar que alguien con miedo ante mi firmeza, me acuse de falso, cobarde, desleal, raro, irrespetuoso e incluso peligroso…
Y mi Conciencia nunca me permitiría ser o parecer lo que no soy, ni nunca he sido. ¿Será que cada uno me ve con unos ojos propios y ve en mí todo lo que no es capaz de ver -o de aceptar- en sí mismo? Resultará que, haga lo que haga, seguramente seré juzgado erróneamente, porque el que me juzga es al fin y al cabo alguien que me desconoce o que ni tan siquiera se ha concedido el permiso y el tiempo en conocerse a sí mismo… o conocerme!
Y eso es lo que envilece este mundo! Personas juzgadas sin criterio y personas que juzgan sin criterio alguno! Personas -por llamarles de alguna manera- que piensan que son listas y los demás, tontos! Personas que no se soportan a sí mismas y, por tanto, no soportan a los demás. Personas que pretenden solo tener la razón, sin preocuparse por la verdad que ilumina la vida. Personas que, al fin y al cabo, son poco personas… aunque pueblen el mundo entero!
Cuando actúas desde dentro, esas personas y las circunstancias que crean y provocan no te afectan! Algo te dice en tu interior que estás en lo cierto, que actúas coherentemente en tu vida y que aceptas todo lo bueno y lo malo que eres o posees! Eso te da esa cierta paz que todos necesitamos para ver y vivir las cosas con claridad y responsabilidad! Digan lo que digan los demás… y muy a pesar suyo! Impedirán que hables, que desmientas y te prohibirán que les cuestiones y reproches su actitud, amparándose en entelequias como la conveniencia, la democracia, el presunto bien común o en leyes caducas u obsoletas! Pero tú, obediente y educado, aprenderás a no dar razones ni argumentos a tu manera de pensar, sentir o actuar, porque no necesitas su plebiscito ni el vistobueno de nadie! Actúas desde dentro y en tu interior está el más severo y justo juez que pueda haber en tu vida: Tú mismo y tu Conciencia, donde están el amor y la paz que necesitas! Luego, solo hay que aprender a confiar en que la vida pondrá cada cosa en su sitio!
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