por Carolyn_Sewell
Leyendo el artículo "Enseñar y aprender con tecnologías: un modelo teórico para las buenas prácticas con TIC" de Jesús Valverde Berrocoso, María del Carmen Garrido Arroyo y Rosa Fernández Sánchez, me he percatado, por fin, de los diferentes estadios TIC en los que nos encontramos unos y otros: el de la simplicidad de la Administración, el de la complejidad de los expertos y el de "sálvese quién pueda" o "hagamos lo que el sentido común nos dicte", en el que me incluyo.En este artículo hablan sobre el modelo TPCK (Technological Pedagogical Content Knowledge) de Mishra y Koehler (2006). Un modelo basado en las competencias que tiene que tener un docente en contenidos curriculares de su asignatura, pedagogía, tecnología y las derivadas de las intersecciones entre estas tres diferentes áreas, para integrar eficientemente las TIC en los procesos de aprendizaje. Por cierto, oí hablar de este modelo,por primera vez, a Jordi Adell en las Jornadas de Educación Digital de la Universidad de Deusto en Bilbao.Provoca un poco de respeto, cuando no complicidad, el hecho de que tilden de problema malicioso a enseñar con tecnologías :
Este modelo teórico TPCK, propone una serie de conocimientos que tiene que dominar el docente para ser eficiente en su forma de integrar las TIC en la enseñanza. Aconsejo leer el artículo en tu totalidad para entenderlo mejor:Koehler y Mishra (2008) consideran que una forma fructífera de pensar sobre el complejo problema de enseñar con tecnologías es verlo como un «problema malicioso» (Rittel & Weber, 1973). Entendiendo por tal, aquel problema cuyas premisas se nos presentan incompletas, llenas de contradicciones y con exigencias cambiantes. Son problemas muy difíciles de resolver e, incluso, de identificar debido a las complejas interdependencias entre un gran número de variables limitadas por el contexto. Si se adopta un proceso lineal de solución se complica su resolución porque la definición del problema, en sí mismo, evoluciona hacia nuevas soluciones. Por lo tanto, es un error enfrentarse a estos problemas de forma convencional. La resolución de uno de sus aspectos puede revelar o crear otro, que incluso sea un problema más complejo. Los problemas «maliciosos» son únicos, novedosos y no tienen una solución «correcta» o «incorrecta», sino simplemente «mejor» o «peor», «suficiente» o «insuficiente».
- El conocimiento del contenido curricular
- El conocimiento de teorías pedagógicas
- El conocimiento de de la tecnología
- Pedagogía y contenido curricular : Esta transformación tiene lugar cuando el profesor interpreta la disciplina, encuentra múltiples formas para representarla y adapta los materiales didácticos a concepciones alternativas y al conocimiento previo del alumno.
- Tecnología y contenido curricular : El profesor necesita comprender qué tecnologías específicas son las mejor situadas para ser utilizadas en su contenido de aprendizaje y cómo el contenido curricular dicta o, quizá, cambia la tecnología, y viceversa.
- Tecnología y pedagogía : Incluye el conocimiento de las posibilidades y limitaciones pedagógicas del conjunto de herramientas tecnológicas a utilizar en los contextos de aprendizaje de disciplinas específicas. Una misión importante del TPK es el desarrollo de la flexibilidad creativa con las herramientas disponibles para reformular sus propósitos técnicos a finalidades educativas específicas.
- Tecnología, pedagogía y contenido curricular : Es una comprensión que emerge desde la interacción de los tres componentes esenciales del modelo. Es la base de una buena práctica educativa con TIC y exige una comprensión de la representación de conceptos cuando usamos determinadas tecnologías; de las técnicas pedagógicas que usan las tecnologías de forma constructiva para enseñar un contenido curricular; del conocimiento sobre lo que hace un concepto fácil o difícil de aprender y cómo las tecnologías pueden ayudar a compensar (o reparar) algunas de las dificultades de aprendizaje a los que los estudiantes se enfrentan; el conocimiento previo del alumno y las teorías epistemológicas del profesor, así como los conocimientos sobre cómo las tecnologías pueden ser utilizadas para construir nuevos conocimientos a partir del conocimiento preexistente y desarrollar nuevas epistemologías o mejorar las antiguas.
Sinceramente, llegado a este punto, he estado a punto de abandonar las TIC, el 2.0, los blogs y hasta Twitter. No es que el modelo teórico no tenga razón, ni que desarrolle ideas descabelladas. Todo lo contrario, es de una lógica aplastante. Pero claro, casi tendríamos que ser todos superhéroes educativos para manejar tal cantidad de variables, de conocimientos y de habilidades en nuestro intento de cambiar ciertas metodologías integrando las TIC, y tampoco es eso. En el polo opuesto encontramos el otro modelo, el de la simplicidad de la Administración que consiste en comprar maquinaria y más maquinaria impulsando al mismo tiempo el trabajo con libros de textos digitales o con ODEs (objetos digitales educativos), que reproducen fielmente la situación pre-TIC, pero con la limitación del mantenimiento técnico, el escaso caudal en las conexiones, etc. Produciendo todo ello efectos no deseados y negativos. Léase el reciente artículo de Jordi Adell al respecto. ¿Y qué podemos hacer los que estamos en medio?. Aplicar el sentido común, y colaborar y acompañar a los demás, a los que tienen más dudas y sobre todo a los que quieren empezar y no saben cómo. Tenemos que pedir a la Administración que los libros de texto digitales no nos valen, y esos ODEs horrorosos (no todos, pero algunos si) que circulan por ahí tampoco; que lo que queremos son modelos didácticos y metodológicos que nos orienten de cómo acercar la educación al concepto 2.0, que sea constructivista y que haga que el alumno quiera aprender y disfrute de ello. Y que nos aseguren que la tecnología va a ser invisible (mantenimiento), que vamos a poder salir al mundo sin cortes ni trabas (conectividad), que nos dejen educar a nuestros alumnos en los entornos en los que más viven, las redes sociales [proyecto #idDigitalyRedes] (fuera filtros de contenidos estrictos) , y que nos dejen trabajar disfrutando de lo que hacemos. ¿Es mucho pedir?¿Y qué tenemos al alcance de la mano y que está lleno de orientaciones didácticas, de transversalidad, de multidisciplinariedad, de conocimiento compartido y de inteligencia colectiva?. Los diversos proyectos colaborativos que circulan por la red. Los tenéis resumidos en este excelente artículo de Juanma Díaz para Educacontic.Me quedo con la frase que ha escrito Marcos Cadenato en un comentario de su post para Tres Tizas sobre el último proyecto lanzado, Callejarios :
...Esto es lo bueno del trabajo colaborativo: más es mucho más siempre: más conocimento, más interés, más experiencias, más sensaciones, más ilusión… ¡Contamos contigo!Seguro que el problema deja de ser tan malicioso.....