Un profeta

Las historias relacionadas al crimen organizado siempre tendrán espacio en el cine, de ahí que de forma recurrente se filman nuevos títulos. De los años recientes se pueden mencionar: Gomorra y The Departed.
El tema es arriesgado, pues ante la abundancia se hace difícil encontrar originalidad y evadir los clichés.
Malik El Djebena es un joven delincuente, de origen árabe; a los diez y nueve años es encerrado en una prisión de alta peligrosidad, en donde deberá aprender a sobrevivir. Interpretado por Tahar Rahim, Malik es el protagonista de Un profeta, producción francesa dirigida por Jacques Audiard.
Se trata de una película en donde el director elabora un producto que bordea los límites del lugar común, pero gracias a las grandes actuaciones, la música, la disposición de la cámara y la inclusión de elementos oníricos, entre otros, obtiene un poderoso conjunto.
El protagonista principal habrá de realizar, dentro de prisión, una especie de viaje iniciático, en el que su instinto de sobrevivencia lo llevará a reñir, de forma permanente, con su conciencia; en ese sentido, la actuación de Tahar Rahim es excelente. Su personaje está construído desde la expresión facial, y a medida que avanza el metraje se observan los saltos cualitativos que experimenta, producto de las circunstancias.
En la prisión hay bandos, uno de ellos es liderado por César Luciani (Niels Arestrup), de la llamada mafia corsa. Su interpretación es pausada y demuestra carácter.
La narración es lineal, con algunos saltos hacia atrás, además se incrustan escenas en donde Malik parece hablar con él mismo, situación que sirve como metáfora de su conflicto interno.
No se profundiza en el funcionamiento del crimen organizado, el filme es la puesta en escena del día a día en prisión. La cinta, a pesar de no ser ciento por ciento original, tiene fuerza y está muy bien realizado.
Compite por el Oscar a mejor película en habla no inglesa.
Calificación 9/10