Con el asunto de la despoblación volvemos a tropezar en la misma piedra. Después de repasar un centenar de artículos y reportajes suscitados en diferentes partes de nuestra geografía, veo que la única respuesta de la administración al problema es organizar charlas en la que una serie de técnicos o especialistas vienen a redundar en lo que ya sabemos. En Galicia se debate todavía el proyecto europeo "Symbios" en el que esta comunidad participa desde el año 2012. Lo que allí se aborda es la puesta en común de las historias que nos aporta el cambio demográfico de los últimos años. Empeñados en reunir voces expertas que en muchos casos desconocen lo que implica vivir en el medio rural. En Salas de los Infantes tenía lugar también un debate para encontrar medidas urgentes que aseguren la supervivencia de un territorio deprimido. La Serranía Celtibérica que ocupa partes periféricas de ambas Castillas, Aragón, Comunidad Valenciana y la Rioja, con una población que se acerca al medio millón de habitantes presenta el mayor indice de envejecimiento y la tasa de natalidad más baja de la Unión Europea.
Pero el desafío es brutal en todo el mundo. En la ONU se hablaba recientemente de la despoblación del campo en latinoamérica, donde el 80% de la población ocupa las ciudades en una tendencia que sigue aumentando. Es decir, la población en los pueblos sigue descendiendo, donde tiene mucho que ver sin duda el aislamiento, la ausencia de una buena comunicación.
Parece que la solución pasa por muchas bocas. Los investigadores, en nombre de los pueblos, hacen de mediadores ante los gobiernos, pidiendo que se tomen medidas en materia económica, fiscal y de infraestructuras, algo que nos hemos cansado de repetir nosotros y cuyas soluciones se hacen realidad cuando ya no queda gente para vivirlo, que es lo que hace falta verdaderamente. Para Francisco Burillo, catedrático de Prehistoria en la Universidad de Zaragoza en el Campus de Teruel y el promotor del proyecto Serranía Celtibérica, "el problema no es estructural, porque más montañas hay en Suiza; ni de la climatología, porque más frío hace en Nueva York o Moscú; y tampoco de inversiones, porque hay pueblos donde apenas quedan vecinos y cuentan con frontones y piscinas. El problema es que no ha habido un proyecto global de desarrollo".
De la sección "La Madeja", para Diario Palentino y Globedia.
Imagen: Pumar, después de la tormenta, por Pumar59