Un pueblo de Sevilla se levanta contra Educación para que Manuel, con autismo, pueda ir al instituto

A Manuel hay una pregunta que le ronda la cabeza desde septiembre y a la que sus padres aún no han podido darle respuesta. Cada mañana, se levanta e insiste: “¿Cuándo voy a ir al colegio?”. Pero ni José Luis ni Dolores lo saben, con lo que la pregunta queda en el aire hasta el día siguiente. Manuel tiene 13 años y es autista. 
Necesita un aula específica donde poder pasar un par de horas, cada mañana, para trabajar con un profesor de educación especial esas trabas que el trastorno le impone y  le impiden llevar una vida normal con los demás. 
Sus padre denuncian que Manuel no ha podido empezar su periplo por Secundaria, junto a sus compañeros del colegio Tartessos, en Pedrera (Sevilla) porque la Delegación de Educación se niega a crear este espacio, este aula especial en el instituto. 
Casi un año llevan lidiando con el muro de la burocracia. Y nada. Las clases empezaron y Manuel se quedó en casa, sin escolarizar. Ante lo que consideran una injusticia, el pueblo se ha levantado contra la decisión de Educación y amenaza con convocar una jornada de huelga si Manuel sigue sin clases.
La única solución que les ofrece la Consejería de Educación es que pase la mitad de la mañana en el colegio Tartessos, donde sí existía este recurso, y la otra parte del día en el instituto, recibiendo clases normalizadas junto a sus compañeros. Pero José Luis y Dolores no ven viable esta situación, que obliga al menor a estar, cada día, desplazándose de un lado a otro, necesitando ayuda para este desplazamiento y rompiendo de alguna manera la dinámica y la rutina que necesitan estas personas. Manuel tiene un 65% de discapacidad y no es autónomo. “¿Cómo puede ser esta la única alternativa”, se preguntan sus padres, que lograron en julio reunirse con una responsable de la Delegación de Educación de Sevilla sin que el conflicto quedara resuelto.
“Acababa de tener un accidente de coche y me fui vendado, con muletas, porque era el día que teníamos que vernos con Educación. Al final casi no nos atiende, aunque yo dije que no me movía de allí hasta que nos viera”, cuenta José Luis, un padre que dice no “ser experto en leyes”, pero que tras un año de papeleo habla con propiedad de legislación y normativa educativa.  ”La Junta no nos atiende basándose en una serie de leyes, y yo les digo que el Estado tiene regulado que pondrá todos los recursos necesarios para el desarrollo humano y educativo del niño, así es que no vamos a parar”. Y no lo van a hacer, porque en esa reunión fallida con la responsable de la Delegación de Educación se les aseguró que ”a la Consejería le sobraban los recursos”. Entonces, se preguntan, “¿por qué Manuel sigue sin escolarizar?”. “Es todo un sin sentido”.“Pedrera ha vuelto a dar una lección de solidaridad en torno al caso de Manuel Lobato”, decía ayer el consistorio en una nota de prensa. “Estamos ante un caso claro de discriminación e irresponsabilidad por parte de los servicios de atención a la discapacidad”, denuncia la Asociación local Adifas, dedicada a las personas con discapacidad psíquica, física y sensorial.Nadie ha sabido responderles: ni la Fiscalía de Menores, ni el Defensor del Menor… Sólo su pueblo, Pedrera, que ha alzado una voz unánime, como un abrazo enorme a Manuel, para que el joven tenga los mismos derechos que cualquier otro chico. La comunidad educativa de Pedrera, integrada por las tres AMPAS del municipio -La Pedrea, Antonia Calzado y Mariana Pineda-, la Escuela Infantil Doña Lola, la Asociación Adifas y el propio ayuntamiento, gobernado por IU, apoyan una jornada de huelga en los cuatro centros educativos del municipio. “En el Ayuntamiento apoyaremos todas las decisiones que tomen los padres y nos sumaremos a los actos que se organicen”, confirmaban ayer fuentes municipales.
Dado que en los institutos de los alrededores, como es el caso de La Roda y Casariche, existen recursos similares y la propuesta de Educación -combinar las clases entre el colegio y el instituto-  ”no ha dado buenos resultados con un caso similar en Málaga”, según explica José Luis, los padres anuncian que denunciarán ante el juzgado la actuación de la Delegación de Educación. “Sólo esperamos que esto no se alargue tres o cuatro meses”, confiesa José Luis, que teme que el curso se esfume entre pleitos y su hijo se quede sin clases y su pregunta quede, finalmente, sin respuesta. “Él está en casa por las mañanas y sabe que eso no es normal. Porque tiene una discapacidad pero tonto no es”.  ”Nos vemos obligados a luchar, con todo el dolor nuestro corazón”, sentencia José Luis.
Andalucesdiario.es ha tratado de ponerse en contacto con la Delegación de Educación de Sevilla sin obtener respuesta.
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