Imaginen lo apasionante que pudo resultar para mi el descubrir que existe un pueblo, en el municipio de
Pescia y bajo el sol de la Toscana, llamado Medicina.Imaginen también que a pesar de su escasa importancia, de su alejada situación en lo alto de un monte, allá por donde ubicaríais el trasero del mundo, decido ir a conocerlo...
Pues bien, créanme si les digo que Medicina, como en su día lo hiciera la profesión, me zarandeó el espíritu, sobrecogiéndome con la belleza de su ordenada quietud, con sus calles empedradas, sus comunicantes abovedadas...
Tras pasearlo durante poco menos de media hora acabé topándome con uno de los ciento y pocos vecinos que lo habitan, quien regresaba del Servicio de Urgencias de Pescia aquejado de un problema de hombro, por cuanto deduje que el nombre del lugar en sí mismo no alcanzaría a curar...
Le pregunté el porqué del nombre del pueblo... No sin cierto pesar me dijo desconocerlo, animándome a planteárselo al Señor Párroco, durante el día semanal de culto.
No sé cual será el gentilicio de los habitantes de Medicina, aunque ese día puede decirse que por allí, paseando por sus calles, al menos había un médico!