Revista Espiritualidad
Cuando se “está” niño, ciertas cosas son muy raras. Por ejemplo, la percepción de que nada ni nadie son para siempre. Tú sabes que serás un adulto, así como tus padres, pero no te importas con eso, hasta porque tu mente aún no está formateada para comprenderlo. A veces los más viejos te preguntaban que serías cuando creciera – una pregunta cliché – entonces, varias contestaciones. Muchos niños hablaban que serían médicos, socorristas, policías o profesores, todas, profesiones comunes en la boca de esos “seudoinocentes”. Se observa que, hipotéticamente, todos desean salvar el mundo. Sin embargo, sólo algunas personas logran ser lo que decían cuando pequeñas apenas para alimentar el ego de la familia y el de ellas.Hay también aquellos que anhelan ser distintos a los demás, por ejemplo, los psicólogos, que en el intento de ayudarlos buscan salvar a ellos mismos, como forma de aprendizaje del cotidiano. Esos expertos actúan como espectadores para sacaren lecciones de los errores ajenos. Es como se intentasen hacer un borrador del futuro para después seguirlo. Es una lástima que no siempre consigan, a la vez que se necesita experimentar la vida para llegar a una conclusión. Según parece el ser humano quiere siempre tomar la delantera del Tiempo, que ya ha previsto eso por ser experimentado.Se llega a la adolescencia, una fase de cambios físicos y psicológicos que exige la afirmación del carácter en cuanto a los otros y a sí mismo. Y es en ese periodo que vemos si uno va a ser buena gente o no. También dicen que es acá que se revela la verdadera sexualidad, pero, quizás sea posible creer que ésta ya se manifieste desde la más tierna niñez, cuando un chico elige entre un coche y una muñeca, por ejemplo.Cada vez más la adolescencia despierta el gusto por libertad. Muchos jóvenes quieren salir para se divertir y volver por la madrugada (es claro que no todos los padres lo permiten) y/o tener la mayor edad para que puedan entrar en ciertos lugares prohibidos a los niños, como las discotecas y moteles (presuntamente). Ellos son como orugas esperando el mejor momento para volar.De pronto ya tienes 18 años. ¡El tiempo se pasó muy deprisa!!! Sin embargo, libertad exige responsabilidad. “¡Tienes que trabajar, luego tendrás tu casa y una familia!” Lo dicen los padres. Luego vendrá los 19,20, 21, … ya que el tiempo nunca camina para tras. Un día te vas a “despertar” y percibir que ya tienes casi “veintediez” (para no decir, pero diciendo: treinta. Eso hace con que se sienta más viejo). ¿Qué hiciste de importante en tu vida? Las insatisfacciones te llevan a indagarte, y no siempre puedes analizarte para empezar del cero. Hay que ver los fallos y continuar de donde puedes, si tienes hijos, por ejemplo.Mientras los aventureros viven el día a día, los introspectivos se analizan y se cuestionan: ¿quién soy yo? ¿Por qué estoy en el mundo? Se puede actuar y pensar, pero no debes “estacionarte” para todo, sino la vida se va y has perdido las buenas oportunidades (eso lo dicen). Reflexionar debería servir como un reposo para lograr fuerzas y así continuar luchando por tus ideales, sin embargo puede inducir un individuo a fugarse, por miedo a “perder”. Pero, el peor fracaso es suponer que siempre vas a fracasar. Las cosas no son hechas 100%, o sea, de cuerpo y el alma como deberían, pues al menos el deseo de lo mejor tenía que estar lado a lado con la esperanza. Ese tipo de persona todavía no ha salido del capullo, al crear una barrera entre el mundo y él mismo, se escondiendo en el propio universo.Hasta la masa del pan precisa de tiempo para crecer. Se lo necesita también para meditar, pues por paradoja, en ciertos momentos la inercia es una señal de evolución. No debes pretender cosas imposibles para no lastimarte aún más.Parece que el Tiempo – ese raro compañero que te sigue por toda la vida, desde el embarazo de tu madre – no pasa igual a todo el mundo: para mucha gente es así que las cosas suceden, mientras a otras, el contrario. Él puede ser tu amigo o no. Hay personas que prefieren acecharLo a contrapelo de simplemente vivir (cuando se tiene esa chance). Él no está acostumbrado a perdonar, tampoco dar otra oportunidad a los que renuncian a sí mismos. Sólo Él te conoce de verdad, te puede ayudar o picardear, dejarte aprovechar más el tiempo o hacerte dar volteretas, hasta que te halles y decidas donde realmente quieres ir o sepas quien eres, al final solamente la imaginación posee alas, pero los pies deben estar en el suelo y los ojos, para abajo, para mirar la realidad.Aunque te vigiles en silencio, Él siempre deja rastros de su presencia: los primeros pelos blancos, el primer beso, la primera vez que haces el sexo, el primer empleo, y tantas otras cosas desde la primera hasta la última, que te cuentan que eso no se ha ocurrido ahora, pero hace algún tiempo. Tus cumpleaños son momentos ficticios para mostrarte lo que es real: que vives en una constante metamorfosis.Aunque digan que se vive en ciclos, no se conoce a nadie que ha vuelto en su propio tiempo. El ser humano es capaz de renacer y rehacerse todo el tiempo o cuando lo necesita, pero adaptándose a las épocas de su vida. Se es joven a los 30, 40, 50 y así por adelante. Por primera vez pasas por esas edades.¡No te preocupes: algún día encontrarás tu tiempo, o sea, lo que más te has identificado. De este modo estarás en sintonía contigo mismo!Cronos, el padre de Zeus en la mitología griega, ha engullido una piedra pensando estar devorando a su hijo. Me voy a hacer lo mismo: “poner una piedra” en ese texto, sino quedará “dimasiado” largo. Hasta porque mi tiempo no se acabó, aunque necesité tiempo para escribirlo.