Revista Cine

Un recuerdo de Navidad. Truman Capote.

Publicado el 12 diciembre 2017 por Meg @CazaEstrellas
Un recuerdo de Navidad. Truman Capote.
Ha llegado el tiempo del "pastel de frutas". Lo importante no siempre es el destino o la meta, sino el camino, y eso ocurre también con la Navidad, con el encanto de las semanas previas. Carbón, leña, huevos, azúcar, vainilla, jengibre, árbol, adornos...palabras asociadas que se mezclan y penetran en nuestros recuerdos año tras año. Y es sobre esos recuerdos sobre los que Truman Capote construye una hermosa historia de pinceladas autobiográficas, donde la exclusión familiar da lugar a una amistad peculiar, inesperada, entrañable y verdadera de dos primos lejanos: un niño de siete años y una anciana que nunca dejará de ser niña. Nuestros protagonistas no son ajenos a sus carencias afectivas y materiales, pero se tienen el uno al otro y convierten los días que pasan juntos en la mejor época del año. No importa lo mucho o poco que tengan, sino el cariño con el que lo hacen todo. Y así, no sin sacrificios, hacen sus pasteles navideños que luego regalarán con toda la ilusión del mundo a personas a las que quizás solo hayan visto una vez, basta con haber estimulado su fantasía. 
Tampoco importa si tras la elaboración de los pasteles no les queda nada para decorar el árbol. Cogen tijeras, papel y dejan que su imaginación haga el resto del trabajo. No importa si no les queda ni un centavo para hacer regalos, porque pueden fabricarlos ellos mismos; pueden fabricar, por ejemplo, las cometas más especiales del mundo. 
Los pequeños placeres están al alcance de todos: tumbarte en la hierba, dejarte templar por el sol, dejar la mente en blanco y observar  cómo vuela tu cometa. Una nueva cometa surcando el cielo puede convertirse en una experiencia inolvidable que te acompañará siempre en tu corazón. Eso es lo que le pasa a nuestro pequeño protagonista cuando abandona la niñez.
Las costumbres o hábitos cotidianos aparentemente insignificantes de estas fechas,  así como el cariño que los impregna, pasan a formar parte de ti, conformando los recuerdos que te acompañarán el resto de tu vida, prevaleciendo sobre los menos agradables. Y esta es una lección que todos hemos aprendido, que a veces olvidamos, y que Capote  se encarga de recordarnos en este evocador y maravilloso cuento
Por esto y por nucho más, esta relectura ha pasado a formar parte de mis tradiciones de diciembre. Le tengo mucho cariño a mi vieja edición de 1981, pero me encantaría (ahora que está tan de moda editar ejemplares navideños tan bonitos) que alguien rescatara esta obra en una edición a la altura. En la sencillez de algunas historias reside la magia de la literatura y el poder de conmover al lector. Conviene no olvidarlo.

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