Revista En Femenino
Tengo muy pocos recuerdos de niñez, poquísimos, casi ninguno… pero hoy me he sorprendido con una imagen y una canción que han llegado a mi mente de repente, porque sí, sin avisar… La imagen era de mi familia (a excepción de mi hermana pequeña, que todavía ni estaba pensada) metidos en nuestro Renault 8 amarillo (según mi padre, nunca fue amarillo, era color huevo, por aquello de la superstición) camino de la playa, posiblemente en Marbella, o quizá Gandía, o Mijas… a tanto no alcanza la memoria.
La cuestión es que estaba mi madre, bellísima, jovencísima y radiante con su bañador y su sombrero… mi hermana Alicia iba junto a mí y creo que las dos llevábamos un bikini cuya parte superior duraría en nuestros cuerpos el tiempo de pisar la arena, y unas camisetas estampadas con una india con trenzas y una cinta rodeando su cabeza. La parte inferior de la camiseta/vestido constaba de unos flecos imitando a los chalecos vaqueros, no sé si las chicas de mi generación se acordarán de ellas… con los flecos, jugábamos a hacer trenzas, imitando las que llevaba nuestra heroína indígena… Y en el volante mi padre, con su camiseta a medio abrochar y un sombrero de paja, feliz y orgulloso de pasar tiempo con nosotras, olvidando que durante el invierno trabajaba de noche y dormía de día, se convertía en un fantasma para sus hijas y su mujer… Y la felicidad le llevaba a cantar siempre la misma canción… Cada recuerdo que tengo de veraneos con mis padres y mis hermanas está marcado con la misma banda sonora, una canción horterísima, pero que a mí, ahora, me suena a felicidad, a despreocupación, me recuerda al mar, al olor a la sal, a los helados, a las caricias de mi madre mientras te extendía la crema y más tarde el after sun, a olor a bronceadores de coco (es curioso, cuando he ido a la playa de adulta siempre he buscado ese aroma tan especial y nunca lo he encontrado, debió ser una crema que se puso de moda esos años y ya nunca más se ha fabricado… para mí es una lástima, me encantaría volver a reconocerlo en alguna ocasión) Esta canción son recuerdos de mis padres en plena juventud, felices, morenos, ideales…
A día de hoy, he decidido marcharme sola a la playa… por circunstancias, hago el viaje en tren y autobús, para pasar un fin de semana frente al mar… en mi destino me espera gente que quiero, pero deseo estar en soledad, estar con ellos pero tener mis ratos de libertad, de reflexión, de respirar… La vida, últimamente, no me lo está poniendo fácil, y desearía volver a irme con mis padres, tal y como éramos, tal y como yo me sentía, plena, llena de vida y con todo el futuro esperando por mí… Ahora la vida me impone coger este tren sola, y tal y como vengo haciendo desde hace un tiempo, voy a disfrutar de la experiencia, a cargar pilar, a intentar no mirar atrás y dejar de recordar ese verano y tantos otros que vinieron después, acompañantes que fueron cambiando a lo largo del recorrido… voy a disfrutar… Así que cojo mi sombrero y me lo pongo, y me voy a la playa… Hasta la vuelta…