Confieso que soy un enamorado del ladrillo visto, es algo que en la zona donde vivo es muy común, por lo que este jardín me resulta especialmente atractivo.
Creo que el ladrillo visto de las paredes, es la nota predominante de este jardín, y le confiere ese aspecto de elegancia que destila por todos sus poros.
En este jardín en medio de la ciudad, me ha llamado poderosamente la atención la simplicidad de los elementos, pero a la vez la elegancia con la que están dispuestos. Tanto los muebles como los complementos, están bien elegidos para conferir ese ambiente elegante.
El color de las puertas y de las ventanas, las lámparas, la elección de las telas, nada se ha dejado al azar.
En la distribución se puede destacar las diferentes zonas creadas, para estar, leer y para comer en el jardín, todo muy bien delimitado, pero a la vez formando parte de un conjunto.
El parterre central se encarga precisamente de crear zonas independientes, pero dando continuidad al conjunto. La vegetación no es en exceso exuberante, pues al ser un jardín de ciudad, se ha dado más importancia a las zonas de descanso que a las plantas, sin restarlas importancia, pero sin tener que estar todo el día con el cortacésped, ni recortando setos.
Este jardín está realizado por el estudio de Hoerr Schaudt, arquitectos paisajistas y se encuentra en Chicago.