Desde que era un niño siempre he oído en casa, en la calle, en el colegio, en el instituto y universidades: "la banca siempre gana". Pero, ¿es esto verdad, es así?
De forma genérica, creo que la afirmación es correcta, más aún cuando vemos los continuos rescates, inyecciones de liquidez, ventas del Estado con pérdidas millonarias, etc.
Sin embargo, pensemos de alguna manera que un banco es una persona (de hecho lo es, pues como toda empresa, son personas jurídicas), pero demos a estas empresas especiales que son los bancos e instituciones financieras, algo parecido a una personalidad, de forma que podamos extrapolar las situaciones cotidianas para un mortal sobre un banco.
Veamos el ejemplo, sencillo, para todos los públicos y que fácilmente nos harán entender y analizar la situación, para además concluir a nuestro propio criterio:
Si un banco fuera una persona, ¿qué es lo que hace? Básicamente, en líneas generales, pide prestado dinero a ahorradores y otros bancos para a su vez prestarlo a personas y empresas que lo necesitan para comprar bienes de consumo e inversión.
De forma que esta persona (banco) es un intermediario financiero, que asume un riesgo, el de que el dinero que presta no se lo devuelvan y que por ello no pueda pagar a los ahorradores y bancos que a su vez prestaron un dinero. Ese riesgo que asume, lo compensa cobrando un tipo de interés a las personas y empresas a las que presta el dinero, interés superior al que le prestan a él (es lo que se llama margen financiero o de intermediación, diferencia entre el interés cobrado y el pagado).
Por tanto, el Riesgo de Crédito que asume esta persona (banco) es interesante, porque bajo ese riesgo que corre espera ganar una rentabilidad:
Supongamos que nuestro amigo Javier nos pide prestados 5.000 euros para un negocio que quiere montar, nos dice que nos lo devolverá en un año, que es el tiempo que necesita para que el negocio funcione y empiece a dar beneficios. Como no tenemos nada disponible, le decimos al tío Antonio que nos preste 5.000 euros y nos los entrega a condición de que dentro de 1 año le devolvamos los 5.000 euros más una cantidad "simbólica" de 100 euros (es decir, un interés del 2% anual).
Nos volvemos a reunir con Javier, y le entregamos los 5.000 euros, con dos condiciones, nos los tiene que devolver dentro de un año, y además nos tiene que pagar 500 euros adicionales de intereses, total 5.500 euros (10% de intereses). Es decir, que con esta operación esperamos ganar 500€ - 100€ = 400 euros, o lo que es lo mismo, un 8%.
Pero, ¿qué pasaría si después de 1 año Javier no nos puede devolver el dinero? Pues tendríamos un serio problema, porque al tío Antonio le tenemos que pagar 5.100 euros, por lo que o bien pedimos prestado a otro para cubrir el problema con el tío Antonio a la espera de que Javier nos devuelva el dinero (con los subsiguientes problemas que tendremos para devolver el préstamo que hemos pedido), o acabamos de quebrar, pues el tío Antonio está que trina reclamándonos sus 5.100 euros.
Por tanto, en esa situación de quiebra, seguimos manteniendo un derecho de cobro con Javier, pero no es realizable porque no nos puede pagar, y su valor como derecho ya no es de 5.000 euros, sino algo menor, básicamente lo que estemos dispuestos a rebajar de la deuda para que nos pague lo antes posible (¡Javier, si me pagas ya, te dejo que me devuelvas sólo 3.500 euros!).
En este punto, nos vemos obligados a pedir un "rescate", llamamos a casa, y le pedimos a nuestros padres que nos ayuden, nos dicen que sí, pero con condiciones: nos dicen que nos prestan el dinero que necesitamos, para cubrir a todo el mundo, pero con la condición de que en un año tenemos que reducir nuestros costes superfluos, se acabó ir al gimnasio, se acabó tener asistenta del hogar, se acabaron los canales de pago y nos obligan a vender el coche. Además, nos dicen que nos van administrar las cuentas, de tal forma que ellos van a supervisar cómo y en qué nos gastamos el dinero. Y con todo este esfuerzo, estiman que sí seremos capaces de devolver el dinero a nuestros padres.
Si nosotros somos el banco, el tío Antonio representa a los impositores y ahorradores, Javier es el grupo de las empresas y particulares que piden dinero prestado y nuestros padres son el Estado que nos rescata, ¿quién pierde realmente?:
1. Nuestros padres, han tenido que dedicar dinero en nuestra ayuda cuando podrían utilizarlo para otras cosas, y encima van a tener que dirigir un mayor esfuerzo en supervisar nuestras cuentas y acciones. Por otra parte, ahora tienen que asumir el riesgo de esperar a ver si todas estas medidas servirán para que salgamos a flote o no, y si recuperarán su dinero o al final perderán todo o una parte.
2. Nuestros hermanos, estos no habían salido aún en la historia, pero por culpa de que "papá y mamá" tuvieran que ayudarnos económicamente, ellos no podrán ir este año a la universidad, ni pagarse la operación de miopía o cobrar la paga semanal, vacaciones, etc., es decir, tendrán peor calidad de vida al vivir más ajustados.
3. El tío Antonio, se ha pegado un susto de muerte cuando llegó el vencimiento y no le habíamos podido devolver el dinero, aunque finalmente se lo hemos devuelto gracias a la intervención de nuestros padres, él ya ha perdido la confianza en nosotros, y posiblemente en el propio sistema (por lo menos el tío Antonio recuperó el dinero, muchos de los de las preferentes aún están pleiteando).
4. Javier, que si no nos ha podido pagar es porque no podía, su negocio no funcionó, ahora está esforzándose para devolver el dinero, pero están amenazados por nuestros padres de vender la deuda a un prestamista profesional (fondos de inversión), el cual ya no tendrá tantos miramientos para reclamar su deuda.
5. Nosotros, de tener una vida cómoda, con gimnasio, comidas y cenas fuera de casa, coche propio, canales de pago, asistenta de hogar, etc., pasamos a tener una vida más austera, supervisada por nuestros padres, exigiéndonos cumplir nuestros compromisos, nos administran las cuentas y con la pérdida de confianza del tío Antonio, de nuestros propios padres y de aquellos que se enteraron de lo que pasó.
En definitiva, el negocio de pedir y prestar dinero (banco) como tal, sigue existiendo, pero ya no es lo mismo, de hecho, posiblmente en breve dejará de ser administrado por nosotros, pues nuestros padres ya están pensando en vendérselo a un prestamista profesional para desligarse del asunto.
¿Qué alternativa había al rescate? Bueno, que el tío Antonio (los ahorradores) no recuperara sus ahorros, nosotros hubiésemos acabado en los juzgados por la reclamación de nuestro propio tío, junto con Javier, al que seguidamente hubiésemos demandado por impago. No obstante nuestros padres y hermanos hubieran quedado al margen de la historia, aunque con la imagen familiar dañada para futuros negocios con terceros.
Si toda esta historia familiar la llevamos al contexto del rescate bancario español (antiguas cajas), entendemos que los bancos rescatados han perdido: cierre de sucursales, empleados a la calle, ventas propiedades, venta de participaciones en otras empresas, supervisión directa del Regulador sobre sus cuentas, expulsión de directivos y consejeros, demandas a consejeros y directivos por su incompetencia, imagen muy dañada, etc.
También pierde el Estado y el contribuyente, que asume los costes de indirectos, y es el coste de oportunidad que supone derivar fondos públicos hacia un rescate en vez de fortalecer el estado del bienestar, así como mayores impuestos para mantener ciertas coberturas básicas comprometidas con los nuevos compromisos.
Los ahorradores se salvan, pero no todos, ya que los preferentistas asumen parte del rescate con pérdidas importantes sobre sus inversiones.
Los receptores de la financiación, quedan igual, se mantienen, pero muchos de ellos ven como sus deudas son compradas por terceros, principalmente aquellas que tienen problemas de pago, morosidad, que es adquirida por fondos de inversión expertos en recobrar deuda de forma más "agresiva".
Y lo peor viene cuando después de hacer un gran esfuerzo en poner todo al día, sanear todas las cuentas, el Estado casi-regala el banco a otro banco, es decir, nos gastamos casi 14.000 millones de euros en sanear una entidad, y cuando está saneada, el Estado decide vendérsela a un tercer banco por unos 1.200 millones de euros... el negocio del siglo, por lo menos en otras fórmulas de rescate aún estamos recuperando dinero con la venta de las acciones que se quedó el Estado (caso Bankia), pero en estas otras cajas de ahorros más pequeñas está siendo una ruina.
El banco absorbido o rescatado es casi despedazado, reducido, vilipendiado, etc., pero la Banca, con mayúsculas, como sector o lobby/grupo de presión, "La Banca Siempre Gana".
Mr. Fahrenheit
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