Revista Comunicación
SUSPENSE, ACCIÓN, HUMOR y buen ritmo narrativo. De todo esto hay en Argo, la magnífica película dirigida y protagonizada por Ben Affleck. La cinta narra el asalto de la embajada de EEUU en Teherán por parte de un numeroso grupo de estudiantes universitarios, exaltados jomeinistas, que consiguieron secuestrar a 52 personas, trabajadores de la delegación. En medio del caos, 6 de ellos pueden escapar y refugiarse en la embajada de Canadá. Allí permanecieron durante tres meses. El especialista en rescates de la CIA Tony Méndez, cuyo libro El maestro del disfraz dio pie el guion, idea un descabello plan para sacarles del país gracias a unas identidades falsas. La película, que no es un documental, resulta creíble desde el primer momento. Entiendo que no debe resultar fácil abordar un asunto así sin caer en maniqueísmos y sin demonizar a los asaltantes. Como no soy especialista en cine, dejaré que sean otros los que glosen la cinta. En esta ocasión, mi entrada tiene que ver con una interesante historia, colateral, que narro en mi libro sobre el Hotel Ritz de Madrid, y perdón por la auto cita. El relato es como sigue. Diversos medios de comunicación norteamericanos sitúan en el Ritz de Madrid las negociaciones secretas que se llevaron a cabo en julio de 1980 entre la CIA, colaboradores de Ronald Reagan y el Gobierno iraní. El objetivo de aquellos discretos encuentros era retrasar la liberación de los 52 rehenes de Estados Unidos hasta después de las elecciones para hundir la campaña del presidente demócrata Jimmy Carter. Es más, el que fuera asesor de Carter, el profesor de la Columbia University Gary Sick, reveló que el fallecido William Casey, jefe de la campaña de Reagan y ex director de la CIA, se reunió por esas fechas en la capital de España con el intermediario Mahdi Karrubi, que llegaría a ser portavoz del Parlamento iraní.
El propio Bruce Laingen, encargado de negocios de la embajada norteamericana en Teherán cuando fue tomada por los estudiantes islámicos, agradeció el apoyo de varios gobiernos occidentales, entre ellos citó expresamente al de España, en la negociación con Irán para la liberación de los cautivos coincidiendo con el inicio del mandato presidencial de Reagan. El diplomático se permitió incluso citar al embajador español en Teherán de quien utilizó la siguiente frase: "La paciencia es una amarga copa que sólo los fuertes pueden tomar".
Algunos periodistas norteamericanos no se conformaron tan sólo con informar de la conspiración desde su país, sino que se desplazaron hasta el Ritz de Madrid en un vano intento de conseguir algún nombre o alguna pista que les permitiera profundizar en la historia. Varios senadores demócratas de Estados Unidos se pusieron igualmente en contacto con la dirección del Ritz para recabar más información en torno a este asunto. La noticia tampoco pasó desapercibida en España para el diputado del Partido Popular Javier Rupérez, especialista en temas internacionales de esa formación, quien también se interesó por los pormenores de aquellas negociaciones secretas tan convenientemente ocultadas a la opinión pública.
Fin de la cita. Jimmy Carter perdió la relección en noviembre de 1980, cuatro meses después de la muerte del último Sha de Irán. Ganó Ronald Reagan y muchos analistas atribuyeron la derrota del demócrata a sus errores frente a Jomeini durante la gestión de la crisis. La película, por cierto, si es que cabía alguna duda, es muy recomendable.