cuyo eco retumbaba marmóreo
dentro del prejuicio escondidodel silencioempañó sus notas en el cristal rotode unas manos,marchitando la flor en la macetadesconchando la pintura del torcido cuadroque colgaba en lasoledad de la pared.La música,melodía sin palabra,hizo estallar la luz artificialde la apolillada lámparacomo un punzón,troquelandoen un difuminado rojola mortecina codornizque aleteaba expirando su último suspiroen el raído tejido de la pantallaante el público atónitoy acendradode un yo perdido,arrebujado en el ruidode un aria tan distante y muertacomo lo sonesos absurdos Réquiemsque se tocan,y ya son de nadie.Texto: LA ZARZAMORA