Revista Cultura y Ocio
Le cedió la palabra,pero sólo brotó silencioen la tenueluzde hielo,en la tenue luz azul.Y su rostro marmóreo y quietoen el persistente silencio
Como en un cuadro,permanecía sordoel ruidode los aplausos.Como en un cuadro,yacía la codornizsobre un negromanto.
Dentro en la pared,alumbraba una ámpara y,de rojo, grabadosu nombre.
El público en piepalmeando sus manos:dos, tres, uno, dos,que imitaba el piano
Sin prejuicios ya,seguía tocando.Sonaba artificial,a golpes de un punzónen una maceta,en un cristal,dos, tres, uno, dos.
Sonabaa ecode golpes sordos,que imitaba el piano.Texto: Dácil Martín
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