Por supuesto que es un local de orientales (¿Se puede decir chinos Sra. Pajín?) y es estremecedor, lleva varios meses, pero por pura vaguería nunca subí a casa por la cámara de fotos.
¿Cómo explicarlo? entre dos vestidos de fiesta, un pequeño engendro con forma infantil lleva un gorro de lana sobre una sonrisa estúpida, un poco más abajo una bufanda ¡en verano! y una especie de pijama naranja cubre su torso, pero claro con todo eso debe pasar calorcito y va en pelotilla picada más abajo, además el bolso dorado a sus pies no tiene desperdicio
Pues ya lo sabeis, el día que los chinos, además de fabricar barato, tengan algo más de buen gusto, la habremos cagado, aquí no fabricaremos un pañuelo, mientras tanto a disfrutar sus escaparates. Venga, animaros a mandarme escaparates horteras.
Pinchad en el muñeco para agrandar las imágenes.
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