Esta mañana me levanté muy crítica con la profesión. No piensen que se me cruzaron los cables, solamente leí esta noticia: un robot podrá hacer la labor de periodista. Sí, tal como lo leen. Y mi crítica no viene encaminada al mundo de la cibernética y la microrrobótica -que considero ciencias encaminadas a facilitarnos la vida-, más bien es una autorreflexión sobre la labor periodística...
Hasta no hace mucho desconocíamos la importancia de la inmediatez en el periodismo. Una noticia podía causar el mismo impacto una hora, dos días o una semana después de que sucediera. Y digo hasta hace poco porque en los albores del periodismo, la actualidad era algo relativo que tenía poco que ver con la inmediatez; hoy lo actual tiene fecha de caducidad y a menudo se confunde con lo inmediato.
Quizás ha sido esa inmediatez la que, por un lado ha enriquecido y, por otro, ha perjudicado al periodismo. Me explico; mientras la aparición de herramientas como Twitter o las redes sociales nos sigan mantienendo informados al segundo, mayor inmediatez se nos exigirá a los periodistas. Si la noticia ocurre a las 17.00 horas, a las 17.05 ya debo tener algo redactado para colgarlo en el blog y, en el caso de un acontecimiento o rueda de prensa, haber sido previsor y tener escritas unas líneas que luego serán retocadas en función de los nuevos datos obtenidos.
Por ello nacen los periodistas-robots, pero ahora bien, ¿puede hacer un robot el mismo trabajo que una persona?
El dilema tiene su origen en la industrialización, cuando los obreros eran sustituidos por máquinas. Con la robotización se pretendía mejorar los tiempos de producción y reducir costes durante el proceso de fabricación. ¿Significa esto que, si un robot puede hacer la labor periodística, el periodismo se ha convertido en una industria donde, la capacidad de pensar se ha dejado de lado y, donde la aptitud en la elección de las noticias es un cálculo matemático?.
Creo que pese a la existencia de robots, programas de noticias virtuales o softwares informativos, la labor del periodista seguirá siendo útil para la sociedad y la democracia. Llámenme ilusa, pero aún creo en el periodismo romántico, aquel donde no sólo influyen los datos de que dispongamos, si no el sexto sentido que te dice que éso y no otra cosa será noticia. No creo que un robot tenga olfato periodístico. Ya nos cuesta bastante hacernos con uno de esos a los que estamos empezando.
PD: No sé si se han fijado, pero la fotografía que acompaña la noticia del robot-periodista en algunos medios (como en El País o ABC) corresponde al famoso Johnny 5, de la peli Cortocircuito. ¿Qué tendrá que ver este personaje con el robot en cuestión? ¡Ya podrían haber puesto otra foto!