
Es posible que al tratar uno de mis temas favoritos esta entrada se me alargue un poco, por lo que voy a expresar ahora mismo la idea principal: fue una pasada. Si alguna vez tienes la oportunidad de asistir a unas jornadas así no lo pienses ni un segundo. Es más, me atrevo a decir que incluso aquellos que no eran ávidos lectores de la obra de Tolkien disfrutaron enormemente de cada una de las ponencias, que habían sido organizadas por el Aula de Teología Desde el Corazón de Cristo, asociación de la cual nunca había oído hablar. El título de la jornada era: "Del corazón del mito al corazón de Cristo. La trayectoria católica de J.R.R. Tolkien". Pero quizás en este punto hayas notado un tufillo en la nariz. Tolkien, el mayor precursor de la literatura épico-fantástica, ¿era católico?


"Frodo suspiró y se durmió casi antes que Sam hubiese dicho esto. Luchando con su propio cansancio, Sam tomó la mano de Frodo; y así permaneció, en silencio, hasta que cayó la noche. Luego, para mantenerse despierto, se deslizó fuera del escondite y miró en torno. El lugar parecía poblado de crujidos y crepitaciones y ruidos furtivos, pero no se oían voces ni rumores de pasos. A lo lejos, sobre los Ephel Dúath en el oeste, el cielo nocturno era aún pálido y lívido. Allá, asomando entre las nubes por encima de un peñasco sombrío en lo alto de los montes, Sam vio de pronto una estrella blanca que titilaba. Tanta belleza, contemplada desde aquella tierra desolada e inhóspita, le llegó al corazón, y la esperanza renació en él. Porque frío y nítido como una saeta lo traspasó el pensamiento de que la Sombra era al fin y al cabo una cosa pequeña y transitoria, y que había algo que ella nunca alcanzaría: la luz, y una belleza muy alta. Más que una esperanza, la canción que había improvisado en la Torre era un reto, pues en aquel momento pensaba en sí mismo. Ahora, por un momento, su propio destino, y aun el de su amo, lo tuvieron sin cuidado. Se escabulló otra vez entre las zarzas y se acostó junto a Frodo, y olvidando todos los temores se entregó a un sueño profundo y apacible".
J.R.R.Tolkien, El Retorno del Rey



Ni qué decir tiene que compré tanto el libro de Eduardo como el de Isabel (el de Diego ya lo tengo), por lo que sumados al libro editado por Cristopher Tolkien que espero conseguir pronto (Beren y Lúthien), voy a tener lectura tolkeniana para una buena temporada. Por esta razón podríamos decir que las charlas no me salieron gratis, y también tengo que confesar que no hubo segundo desayuno. Sin embargo, me fui con la sensación indudable de haber ganado. Y así da gusto madrugar un sábado.
[Próximamente enlazaré aquí los vídeos de las conferencias]

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[1] Por si no lo sabes, Móstoles es una ciudad de las afueras de Madrid, quizá te suene porque allí nació Iker Casillas, legendario guardameta del Real Madrid C.F y de la Selección Española.
[2] Francis Xavier Morgan nació en El Puerto de Santa María (Cádiz) y su nombre de nacimiento era Francisco Javier Morgan Osborne. Esto significa que era nieto de Thomas Osborne, fundador de las bodegas Osborne y, siguiendo con el árbol genealógico, tío abuelo de Bertín Osborne.
[3] El Beato John Henry Newman (1801-1890) fue un presbítero anglicano converso al catolicismo que posteriormente fue nombrado cardenal. Se le considera uno de los máximos representantes del Movimiento de Oxford, el cual aspiraba a que Inglaterra volviera a sus raíces católicas. Dicho movimiento fue clave en la conversión de apologetas de la talla de G.K.Chesterton, C.S.Lewis o el propio Tolkien. Dijo Newman que "la mitología debidamente entendida prefigura el Evangelio". Y conociendo la pasión que Tolkien tenía por la mitología nórdica, no es de extrañar que el espíritu de Newman, maestro además de su tutor, el padre Francis, inundara su obra.
[4] "El Señor de los Anillos es, por supuesto, una obra fundamentalmente religiosa y católica; de manera inconsciente al principio, pero luego cobré conciencia de ello en la revisión. Ésa es la causa por la que no incluí, o he eliminado, toda referencia a nada que se parezca a la «religión», ya sean cultos o prácticas, en el mundo imaginario. Porque el elemento religioso queda absorbido en la historia y el simbolismo. Pero todo esto está dicho torpemente, y suena como si me diera más importancia de la que siento. Porque, a decir verdad, conscientemente he planeado muy poco; y debería estar agradecido por haber sido educado (desde los ocho años) en una Fe que me ha nutrido y me ha enseñado todo lo poco que sé; y eso se lo debo a mi madre, que se atuvo a su conversión y murió joven, en gran medida por las penurias de la pobreza, que fueron las consecuencias de ello."
Cartas de J.R.R Tolkien . Humphrey Carpenter, editor. Carta 142 a Robert Murray, Diciembre 1953.