Un maestro, un hombre que perseveró en su intento. Un creador de escuelas. Uno de los primeros polarizadores sociales con su civilización y barbarie.
Un Sarmiento es un billete de 50 pesos aquí en la Argentina –poco más de 12 dólares-, lo que me salió el otro día pedir una pizza con una coca a domicilio.
Sarmiento es la figura que se utiliza para simbolizar el que está siempre y no falta a sus tareas. Sarmiento le dicen a mi viejo que se parece, y casi seguro lo pareceré yo de más grande, por los genes mismos.
Sarmiento es uno de los 4 o 5 próceres que tiene esta porción de tierra, Argentina.
Dos Sarmientos es lo que cobro por acercar a las personas a través de la computadora charlas de gente que me atrae. Siendo un Sarmiento, una persona que hace todo lo posible por que se dé lo que busca.
El sistema de enseñanza debe ir modernizándose, sin demoras. Enseñar en polos opuestos es muy básico para los chicos de hoy en día. Transmitir conocimiento a memorizar como loros es obsoleto ante la primaria necesidad de aprender Creatividad, Artes, estimular otras zonas del cerebro más consistentes y estimulantes. Los chicos le ganan por goleada a los maestros de hoy día.
Integrar antes que pensar en civilizados y barbáricos, sería conveniente incentivar en los niños. Toma de conciencia, y para eso hay que educar primero a los maestros.
De esto quería hablar…