Revista Cultura y Ocio
Los sueños no saben de pólizas ni de plazos, de pliegos de condiciones ni de presupuestos. Soñamos sin saber si estamos al corriente del pago de cualquier cuota —seguro, sindicato, club, asociación o cofradía— o si hemos dejado la comida hecha. Puestos a soñar, el otro día anduve por raras sendas después de leer una noticia relacionada con el destino del edificio del cacereño Hospital Virgen de la Montaña cuando cierre. Propiedad de la Diputación Provincial de Cáceres y cedido a la Junta de Extremadura, se dice sobre ese céntrico solar que «no hay nada pensado». ¿Nada pensado? Imaginé que varias instituciones provinciales y regionales acometían una monumental obra de rehabilitación para destinarlo a Conservatorio Oficial de Música y Escuela Oficial de Idiomas. Imaginé ese arandel del emblemático Paseo de Cánovas de Cáceres convertido en una arteria cultural y de futuro de esta ciudad que partiría desde la Biblioteca Pública «Rodríguez-Moñino/María Brey» y bajaría casi hasta la esquina de Correos. En mi sueño cabían alumnos y aulas, salas de ensayo y de reuniones, un salón de actos, aparcamientos, laboratorios de idiomas... Por soñar que no quede. Se pone mucho más empeño en la construcción de un aparcamiento invasivo pero necesario o un centro comercial que en un proyecto educativo de esa envergadura. Por eso, por la inviabilidad que muchos verán al acuerdo de las instituciones para pensar en el futuro de esta ciudad en las próximas décadas, los sueños no saben de condiciones ni de presupuestos, de pólizas ni de plazos.