Revista Cultura y Ocio
He soñado que visitaba tiendas de ropa y que las tiendas estaban casi vacías. Me paseaba a mi sabor entre prendas que sopesaba en la mano como si fuesen especies fascinantes sacadas de una película 3D. Dos o tres personas me acompañaban. Se conformaban con mirar. Tenían apecto de pobres. Pensé (en el sueño): "debe ser la crisis". La crisis se ha colado en mis sueños. Resulta extraño pensar en la devaluación de las pesadillas, en la miseria de los sueños húmedos. Los dependientes nos observaban desde sus mostradores como aves carroñeras. Las cortinas de los probadores estaban abiertas, revelando el espantoso vacío de los espejos reflejando la nada. Escuché la conversación de los otros clientes. Hablaban griego. Yo no sabía lo que era, así que dije una palabra. Pronucié la palabra 'escaleno'. Pero esa no valía. La palabra escaleno era griega. Así es que lo intenté con 'cocido'. Me salió un 'cocido' en perfecto castellano. Éramos españoles y éramos griegos merodeando entre montones de ropa. Quise averiguar la nacionalidad de los dependientes. Pero no me atreví. Tuve miedo.