Y ahí estaba la pequeña Danny sentada en junto a la ventana de su habitación, amorosa, tierna, observadora como muchos, intentando aprender del mundo, curiosa de lo que había destinado para ella allá en el mundo exterior.
Ella era como cualquier otro niño, traviesa, risueña, pero había nacido con una peculiaridad, no escuchaba. Su mundo estaba lleno de colores, de expresiones de la gente, de vibraciones, pero no de sonido.
Veía a esos niños que vivían en la misma calle que ella, como reían después de que alguien contaba alguna tontería, algún chiste; veía los susurros que los novios se hacían, y cómo se sonrojaban posteriormente. Todo ese mundo mágico no era para ella, lo que muy a menudo la hacía sentir triste, desanimada, temerosa de jugar.
Pasaba casi todas las tardes después del colegio sentada frente a esa ventana, por lo que sus padres no la molestaban muy comúnmente, sabían que esa era una forma en la que Danny se relajaba y se olvidaba de cualquier pena. Hoy Danny se había quedado dormida, observando al Sol marcharse en el atardecer. La última pregunta que vino a su mente antes de dejarse caer en un profundo sueño fue ¿qué habrá más allá de donde se oculta el sol?
Al despertar el sol se había marchado por completo, las luces de la calle se habían encendido y solo quedaban un par de personas en la calle.
De pronto, sintió la presencia de algo junto a ella, peludo, esponjoso, y de él emanaba una muy delicada y relajante vibración. Era el gato del vecino, galleta lo llamaban, negro, cariñoso y un poco perezoso. Danny siempre lo veía pasar por el jardín, merodeando, intentando cazar quién sabe qué, pero jamás se había acercado a Danny, mucho menos acurrucado en su hombro. A Danny no le importó, a ella siempre le habían gustado los animales.
Lo abrazó con tal ternura que galleta se entremetió más en sus brazos, quedando completamente arropado por el cuerpo de Danny.
Las horas transcurrieron, e inmediatamente después de la cena, Danny regresó a su habitación a buscar a galleta, pero ya no se encontraba ahí. Olvidó cerrar la ventana, pero el fresco aire de la noche la relajó a tal grado que cayó profundamente dormida.
Había pasado poco tiempo de quedarse dormida, cuando una voz en su mente la despertó. Era algo extraño, ya que ella no conocía la forma en la que las voces se escuchaban, no sabía cómo debían sonar para transmitir un mensaje, pero esa voz en su mente le hablaba claramente, entendía cada frase, era como magia, un milagro ocurriendo, o quizás un bello sueño que estaba a punto de terminar debido a una ligera opresión en su pecho.
Fue inevitable despertarse, y fue aún mayor no poderse sorprender que sobre ella se encontraba galleta, y a su alrededor nadie más…
De la nada, y ya despierta por completo, escuchó en su mente nuevamente una voz que le decía, debes de levantarte, tu aventura comienza hoy…
Se asustó a tal grado que se levantó casi de un brinco, haciendo que galleta cayera al piso en sus cuatro patas, el cual, inmediatamente corrió hacia la ventana, y la voz no se hizo esperar de nuevo. Apresúrate, debemos partir hoy antes del amanecer… Danny se dio cuenta que la voz provenía de alguna forma de galleta, el bello gato negro del vecino…
Continuará…