¿Alguna vez pensaste resolver tus problemas de pareja con ayuda de la cocina? Pues el chef Joaquín Vaccaro y los psicólogos Sergio Sepúlveda y Raúl Carvajal lo hacen posible en Chile mediante su taller: Cocina Terapéutica.
La dinámica de los encuentros, que incluyen a siete parejas por vez, consiste en ” invitar a los temas de manera reflexiva y no invasiva, nosotros no le decimos a nadie que hable de su tema, en la medida que vamos cocinando nos vamos encontrando en esto, van apareciendo los temas y las reflexiones, la gente va opinando y se da una dinámica bien entretenida”, según explica Carvajal, uno de sus creadores.
Pero ¿Cómo la cocina puede ayudar en los problemas de pareja? Para los “profesores” se debe a que los cónyugues van a encontrarse con aquello que los une y, a partir de allí, pueden hablar de los riesgos. La idea es que la cocina sea la instancia para reflexionar y mirar ciertas cosas de la relación, mientras se comparte una pasión.
De hecho, los creadores de este taller sostienen que al crearlo buscaron un espacio en que la pareja pudiera encontrarse. “La comida es un espacio de encuentro que convoca, la comida te invita desde los sentidos. Hay pocas actividades te conecten más los sentidos que la comida. La idea es que cocinar sea un enganche con el comunicarse y encontrarse”, es la explicación de Carvajal.
A su vez, otro de sus compañeros agrega: “Creemos que las palabras son transformadoras y que la cocina es el origen de la cooperación; un lugar de mucha riqueza para la intervención terapéutica y un novedoso lugar para el desarrollo de las parejas”.
La respuesta también puede encontrarse en la web de Cocina Terapéutica, donde se lee: “Creemos que el acto de cocinar consciente es capaz de mostrarnos aspectos de nosotros mismos, como un espejo que nos refleja y nos permite descubrirnos en el hacer, desde tu ser más creativo”.
Un taller que resuelve los problemas de pareja con la cocina
El taller parte primero con la elaboración de un plato de entrada. A partir de allí, y mientras todos trabajan, se van tratando temas como la confianza, la comunicación, la sexualidad, el tiempo y su uso, además de cómo compartir intereses. A su vez, se da espacio a que los participantes planteen sus propios temas y preocupaciones.
Según quienes dictan el taller, los hombres son siempre los más reacios a compartir lo que sienten. Sin embargo, a medida que se van elaborando los diferentes platos, se nota siempre una mayor apertura. En palabras de Carvajal: “Al principio están bien a la defensiva, pero después de la media hora empiezan a opinar y se relajan. Es porque el tema de aprender a cocinar les pareces algo bien entretenido”.
Una vez elaborados los platos, la conversación sigue mientras estos son saboreados por todos los presentes. Dicha situación se repite con la entrada y el plato principal, pero para el postre hay un cambio de escenario: las parejas pasan a otro salón donde sólo hay mesas individuales. La idea es que, mientras comen algo dulce, puedan charlar en intimidad sobre todo lo que se converso durante el taller.
Los talleres se llevan a cabo cada dos semanas y no son consecutivos, por lo que puede asistirse a uno y luego no continuar. La idea es que la pareja tenga libertad de sumarse o no según sea que lo necesite. De hecho, cada uno toca diferentes temáticas como la sexualidad, el erotismo, la comunicación, los mitos de una relación, etc.
Para las parejas, las cuales son consultadas sobre su opinión respecto al taller, esta instancia es de suma utilidad. Incluso han llegado a decir que les parece necesario un espacio donde poder hablar con otros sobre estos temas porque al juntarse con amigos se tocan temas generales y no de pareja. “Estar con tu pareja y con otras parejas es un espacio muy rico y un espacio de reflexión; es lo que nosotros pretendemos crear”, acota Carvajal.
El primer encuentro
Para quienes aún tienen dudas sobre cómo funciona el encuentro, en la web del taller se puede leer la experiencia del primer grupo de parejas que se anotó en la experiencia de Cocina Terapéutica.
Allí se hace se cuenta que ante la presentación de cada plato que debía realizarse (Ceviche Thai, Strudel de salmón con quínoa orgánica y Mouse de maracuyá) los especialistas iban observando cómo actuaba cada pareja y proponían temas para dialogar. Sin embargo, se señala que para el plato principal ya todos estaba relajados y aportaban opiniones a la conversación, “tratando de develar la siempre compleja convivencia, la elección de pareja, la comunicación, como amar sin querer cambiar al otro y si amar es o no una decisión”.
Finalmente, se relata como la preparación de los platos dio paso a la cena y al momento privado final, donde, según explican los creadores, aparecen temas como el origen, la historia personal (como pareja e individuo) y la historia como partes de una familia.
Más información:
biut.cl
cocinaterapeutica.cl