Revista Coaching

Un “techo de cristal” para los jóvenes

Por FundaciÓn Novia Salcedo
En un reciente artículo de ‘El Confidencial’ publicado por Esteban Hernández, se afirma que los jóvenes tienen que afrontar una cruda realidad: la existencia de un ‘techo de cristal’ en las diferentes corporaciones. Otros aseguran que más que un techo se trata de una gran losa. Esta expresión se utilizó hace ya unos cuantos años, para manifestar la evidente dificultad para acceder a cargos directivos por parte de las mujeres. Actualmente parece que ese hándicap afecta a otro colectivo en el caso de España: los jóvenes. Se deben enfrentar a una auténtica odisea, un tope laboral imposible de sobrepasar con independencia de los méritos acumulados.
Definitivamente día tras día se demuestra en este país que el acceso a la cúspide empresarial es una aspiración imposible y los pocos que lo han logrado han realizado una labor titánica para conseguirlo. La cúpula de la mayoría de las compañías está cerrada a cal y canto. Esta ha sido una tendencia que se ha intensificado a causa de esta larga crisis y ha generado un ‘cuello de botella´. Muchos cargos intermedios bien preparados y con cierta experiencia –algunos de ellos jóvenes- se agolpan a las puertas de este gran muro conformado por la directiva. Los gestores de recursos humanos tratan de aliviar esta creciente resignación con una movilidad horizontal en la empresa que no termina de convencer.

Un “techo de cristal” para los jóvenes

Una imagen que simboliza la situación actual de los jóvenes. /Finsi


El rechazo extendido a otros ámbitos Este techo de cristal se ha construido a lo largo de la última década en España. Esta utopía que supone para el joven llegar a lo más alto, no concierne exclusivamente a las empresas. En el ámbito político esta realidad quedó patente cuando un buen número de jóvenes quisieron emprender una trayectoria política. Fueron dejados en la estacada por las diferentes formaciones que conforman el hemiciclo. El dato es demoledor: de los 350 escaños, sólo 4 son ‘veinteañeros’ y 27 parlamentarios tienen menos de 35 años. La media de edad del parlamento según fuentes oficiales es de 53 años.
En lo referente al ámbito académico, por todos es sabido de la dificultad histórica de acceder a esta institución. El caso de la universidad es sintomático, los investigadores se dedican a producir el máximo número de publicaciones posibles con continuas referencias a los catedráticos, sin permitir que los jóvenes accedan a este mundo, sólo una gran minoría lo consigue. Según las propias palabras de Esteban Hernández: “el mayor cambio en la política española de los últimos años haya venido dado por profesores de ciencia política que habían sido sucesivamente rechazados por elestablishmentcientífico y por el político”. En los próximos días tendrá lugar en Murcia un congreso organizado por el CENDEAC - Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo- conformado por jóvenes pensadores nacidos después de 1975 y de diversa identidad política como Juan Ramón Rallo, Iñigo Errejón, César Rendueles… Se trata de un replanteamiento del futuro del país y lanzar un puñado de ideas que ayuden a construir el relevo generacional y a desterrar la idea del citado ‘techo de cristal’.
Por el momento el panorama para los jóvenes no es nada alentador: el acceso al primer empleo es complicado, a la vivienda –actualmente se podría considerar un auténtico milagro- y el bajo salario con el que se remunera el trabajo. No obstante, se podría utilizar este contexto de crisis, para revertir la situación y establecer un cambio de paradigma. Aprovechar esta crisis para introducir a los jóvenes en el aparato productivo y así hacer frente a las dificultades utilizando su conocimiento y pensamiento innovador.

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