Teléfono funcional con auriculares de calabaza. Pertenece a la cultura preincaica Chimú.
Alexander Graham Bell no inventó el teléfono pero tampoco lo hizo Antonio Meucci. Mucho antes que ellos lo pensó una conciencia prodigiosa inmersa en la cultura preincaica Chimú (900-1470, Trujillo, Perú). La mente de un ingeniero prosperó en una sociedad que se caracterizaba porque la mayoría de sus integrantes eran artesanos que se agrupaban en gremios.
La “Smithsonian magazine” nos sorprende enseñándonos este dispositivo de dos cubiletes de calabaza unidos por un cordel de algodón de 23 metros de longitud. Es ni más ni menos que unteléfono absolutamente funcional de 1.200 años de antigüedad y de una complejidad inexplicable para un pueblo que ni siquiera tenía escritura, por lo que no sabremos cómo, con qué fin ni quién lo creó.
Se trata de una pieza única, descubierta en la década de 1930 por un explorador miembro de la aristocracia prusiana, el barón Von Walram V. Schoeler. Hoy se conserva en el Museo Nacional de los Indios Americanos (Smithsonian Institution).