Según el periódico digital Voz Populi, un testigo relacionado con la investigación sobre el número dos del ministerio de Hacienda, José Enrique Fernández de Moya, ha recibido amenazas antes de su declaración en el Juzgado de Instrucción número 2 de Jaén. Las llamadas amenazantes las habría recibido en su teléfono móvil tras conocerse que su nombre se encontraba entre los de las personas llamadas por el juez, Antonio Valdivia, para tomarles declaración.
Hay que recordar que el segundo del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, está siendo investigado por malversación y prevaricación durante su etapa en el ayuntamiento de Jaén. Este hecho, calificado de muy grave por los diputados de la oposición, extiende una mancha de sospecha sobre uno de los principales responsables de manejar las arcas públicas y, por ende, sobre la totalidad de un ministerio del que la ciudadanía tiene la impresión de funcionar más para intereses particulares que para los de los ciudadanos a los que dice representar.
El testigo ha pedido permanecer en el anonimato, porque dice estar preocupado por lo que le pueda pasar a su familia. Según él mismo ha señalado al medio informativo, asegura ser conocedor de las decisiones que se tomaron en el Ayuntamiento de Jaén relacionadas con la investigación. A raíz de esta situación, ha pedido protección para él y, sobre todo, para su familia, que parece ser el principal objetivo en el intento de intimidación. Los hechos los ha puesto en conocimiento de las fuerzas de seguridad para que se investiguen las llamadas.
Esta investigación viene a sumarse a otras similares, relacionadas con la corrupción, y a la situación extremadamente compleja que atraviesa la política española, que tendrá su reflejo, tarde o temprano, en la situación económica. El preocupante hecho de que uno de los más altos cargos del ministerio de Hacienda, como es Fernández de Moya, esté bajo sospecha por malversación ha pasado, hasta cierto punto, desapercibido en los medios de comunicación, más ocupados en los otros muchos asuntos que acorralan la tranquilidad de la vida política, económica y social española.