Revista Cine
El hombre que aburría demasiado
La decepción que puede producir una película de un director ya experimentado viene predecida por un voto de confianza basado en trabajos anteriores que uno mismo ha creido suficientemente satisfactorios. De ahí que la decepción venga siempre acompañada de disgusto y de rabia, sobre todo a causa de las altas expectativas creadas por uno mismo y también de conjeturar de forma positiva a raíz de leer o escuchar buenos comentarios sobre la película.
Y esto viene al caso de que me siento plenamente defraudado con la última película de los hermanos Coen (Joel Coen y Ethan Coen), la comedia dramática Un tipo serio, una historia que, como casi siempre ocurre en el mundo propio de los Coen, tiene muchos alicientes para hacer disfrutar al espectador o, por lo menos, para hacerle pasar un rato divertido. Nada de eso. La historia que nos cuentan de una familia judía norteamericana de los años sesenta, cuyo padre de familia, Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg), es un profesor de física universitario, no arranca en ningún momento, mostrando meras exposiciones de personajes un tanto peculiares bien caracterizados, pero cuyos diálogos están vacíos de contenido. A excepción de la lograda escena inicial utilizada como prólogo de la historia, y de otra escena marca de los Coen en donde se cuenta el relato de un dentista que encontró grabado en los dientes de uno de sus pacientes un mensaje de ayuda, lo demás se queda en lo superficial y sorprende que los mismos creadores de comedias de tan alto calibre como Arizona Baby (1987), El gran salto (1994) o, sobre todo, El gran Lebowski (1998), no hayan conseguido sacarme más de una o dos risas.
El desengaño es mayor durante el desarrollo de la historia porque se percibe la capacidad de los Coen para conseguir una puesta en escena muy correcta y bien llevada a su terreno. Pero en esta ocasión todo el ambiente creado no viene acompañado de su humor negro tan característico, metiendo al protagonista en un caos personal, alargando hasta la saciedad todo su calvario. Además lo que le ocurre está contado sin la gracia habitual, con demasiados silencios y sin apostar en ningún momento por el riesgo, aunque se diga que es de sus películas más extrañas. Y no faltan ni situaciones ni personajes: a Larry le comunica su mujer que se quiere divorciar para irse con un tipo llamado Sy Ableman, el personaje más interesante de la película que siempre abraza a Larry cuando lo ve; Arthur, el hermano de Larry, duerme en el sofá y se pasa horas en el lavabo, que ante la insistencia de los demás responde siempre de forma melódica: "Salgo en un momentooo" (broma repetida varias veces, sin hacer gracia la primera vez); o las escenas de los tres rabinos a los que va a visitar Larry para conseguir una respuesta a su racha de mala suerte, que parecían tener toda la intención del mundo para ser tronchantes y son todo lo contrario (salvo la escena interesante antes citada del dentista que le relata uno de los rabinos).
La verdad es que no sé si el camino a seguir por los Coen será este, pero si es así dudo de que me vuelva a surgir esa confianza que tenía puesta en ellos. Es cierto que Quemar después de leer (2008) también me dejó desorientado y poco convencido por la mezcla un tanto extraña de thriller y comedia, por lo tanto, creo que deberían insistir plenamente en el thriller, como muy bien hicieron en No es país para viejos (2007), donde un servidor disfrutó de lo lindo, sacándose la espina que tenía clavada por la nefasta Ladykillers (2004).
"Los hermanos Coen vuelven con una película aburrida, desperdiciando por completo una historia y unos personajes que podrían haber dado mucho más de sí"
Leer critica Un tipo serio en Muchocine.net