Lauren Bacall no se merecía una falta de ortografía en su despedida. Los lectores de Diario de León -y los de cualquier otro medio- tampoco se las merecen. No pagan para encontrarse algo así mancillando las páginas del periódico. Las patadas al diccionario sólo merecen silbidos, y no precisamente de admiración.
Aquí queda la secuencia de Tener y no tener que inspiró el titular, pero no la metedura de pata de quien lo editó. Humphrey Bogart nunca habría llamado a su mujer silbando con v de vergüenza.