El interior del Duomo de Orvieto deslumbra por su sencillez de mármol de dos colores como los limpios muros exteriores. Lo más característico son las estatuas de los doce apóstoles colocadas al lado de cada uno de los pilares de la nave central.
Las estatuas son de finales del siglo XVI e inicios del XVII. Se anuncia su posible ubicación en el Museo de la Opera del Duomo de la Iglesia de San Agustín. Creo que el lugar actual es el que les corresponde.
Santo Tomás Apóstol se encuentra a la derecha en la parte central. Los evangelios apócrifos del siglo III dicen que Tomás era arquitecto y eso le ha hecho patrono de arquitectos y geómetras, si bien la Iglesia defiende que era pescador de oficio. Su famosa actitud escéptica ante la muerte y resurrección del Maestro le dan cierta actitud científica.
La estatua fue ejecutada por Hippolyiti Scalzae en 1587. Pocas veces veremos tal cantidad de símbolos matemáticos en un apóstol. En la mano izquierda sujeta un compás, una escuadra, y un metro. Lo más notable es el cuadrante astronómico que se encuentra a los pies.
La joya del interior es la Capilla de San Brizio con frescos del Beato Angelico y sobre todo del Juicio Final de Luca Signorelli. Miguel Ángel se inspiró en ellos para la Capilla Sixtina. Signorelli debió de quedar satisfecho pues se pintó a sí mismo admirándolos en un bonito trampantojo.
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