Portada del nº 27 de la revista Nickleodeon
En otras entradas de este blog ya he escrito sobre Academia un portal en el que cada autor puede ir colocando sus textos, yo he ido "subiendo" varios de los míos, pero aún me quedan bastantes por digitalizar. Desde hace unas semanas me han ido llegando solicitudes para acceder a mi artículo «Un trabajo bueno para el alma», publicado en el número 27 de la desaparecida revista Nickleodeon en 2002, y luego recogido en mi libro La profundidad de la pantalla. No entendía por qué se estaban produciendo estas solicitudes, hasta que por casualidad encontré en Internet un pdf de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), en el que se recoge la lista de películas y artículos que han de ver y leer los futuros alumnos que quieran acceder al examen de ingreso del ciclo lectivo 2017, en el apartado de dirección de arte se indica que deberán leer mi artículo, además del primer capítulo, titulado «Carácter y contenido de la alfabetidad (sic) visual» del libro La sintaxis de la imagen: Introducción al alfabeto visual, escrito por Donis A. Dondis y publicado en España por Gustavo Gili en 1977. La verdad es que no sé quién ha elegido mi texto y se lo agradezco, porque sin duda, es un gran honor que se haya seleccionado, sobre todo, en una escuela de cine argentina tan prestigiosa y con un nombre tan poético, en el que prima la experimentación sobre la realización, algo que debería ser fundamental en todos los centros de enseñanza. Lo que siento es que no se hayan puesto en contacto conmigo para darles una copia de mi artículo, para que se la pudieran facilitar a los alumnos, pero lo acabo de digitalizar y "colgar" en Academia, donde puede leerse aquí. Aprovecho para reproducir el texto de Paul Auster del que tomé el título de este artículo, porque me parece estupendo y no ha perdido su vigencia: «filosóficamente hablando, la dirección artística es una disciplina fascinante. Tiene un componente verdaderamente espiritual. Porque entraña mirar muy atentamente al mundo, ver las cosas como realmente son y no como quisieras que fuesen, y luego recrearlas con fines totalmente imaginarios y ficticios. Cualquier trabajo que te exija mirar tan cuidadosamente al mundo tiene que ser un buen trabajo, un trabajo que es bueno para el alma». Auster se lo dijo a Annette Insdorf en una entrevista que se incluyó en los guiones de Smoke y Blue in the Face, publicados en España por Anagrama en 1995.