Revista Mundo animal
Trabajar la musculatura, a través de un tratamiento experimental, aumenta de forma significativa la supervivencia al cáncer, incluso si el tumor sigue creciendo, según una investigación realizada en ratones por expertos de la compañía biotecnológica Amgen, que se publica el 20 de agosto en 'Cell'.
La mayoría de los pacientes que desarrollan un cáncer avanzado sufren un fenómeno denominado cachexia, una pérdida de peso y masa muscular asociada a la enfermedad y generada por motivos desconocidos, que empeora su calidad de vida. Cerca del 30 por ciento de las muertes relacionadas con el cáncer se atribuyen a la cachexia, pero sólo según evidencias interrelacionadas.
La cachexia se ha considerado siempre un proceso 'multifactorial', relacionado con múltiples causas. Esto ha hecho difícil abordar el problema, para el que existen pocas opciones terapéuticas y no se considera prioridad.
Según el investigador H.Q. Han, de Amgen Research, "esta es la primera demostración de que la masa muscular juegan un papel importante en la supervivencia al cáncer"
Los científicos sospechaban que un circuito denominado ActRIIB, conocido como receptor de la activina tipo II, podría estar implicado en este proceso. Diversas evidencias apuntan a que los tumores segregan activina, ya que los niveles en sangre de esta proteína aumentan en pacientes con cáncer.
La activina está muy relacionada con otra proteína denominada miostatina, que es importante para el músculo. Los animales que presentan una carencia de miostatina o que reciben tratamientos que la bloquean desarrollan más su musculatura. Varias evidencias sugieren que los bloqueadores de la activina podrían tener un efecto similar en los músculos.
Basándose en esta teoría, los autores de este estudio trataron a un grupo de ratones con cáncer y cachexia asociada con una versión recombinante y soluble del receptor ActRIIB), un tipo de 'reclamo' molecular que potencialmente inhibiría la actividad de la activina y de la miostatina.
El tratamiento revirtió la pérdida de masa muscular en estos animales y prolongó su supervivencia varias semanas, a pesar del hecho de que los tumores parecían no verse afectados por la sustancia. Los animales siguieron perdiendo grasa, aunque aún tenían altos niveles de factores inflamatorios.
Además, los investigadores descubrieron algo que, aparentemente, les había pasado desapercibido antes: que al igual que los músculos del esqueleto se debilitan con el cáncer en estos ratones, así lo hacen también los músculos del corazón. El tratamiento inhibidor de ActRIIB también consiguió revertir este efecto.
Posteriores experimentos demostraron que el bloqueo de ActRIIB previene que las proteínas de los músculos se degraden y estimula el crecimiento de sus células madre, que fueron activadas con éxito incluso en músculos que habían perdido el 50 por cinto de su peso antes del tratamiento, según Han.
"Esta es la primera señal de que puede haber un mayor beneficio médico en extender la esperanza de vida combatiendo la cachexia", apunta Han, quien no obstante, advierte de que aún hay un largo camino hasta iniciar estudios en humanos.
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