Maryclen Stelling
Por los vientos que soplan esta próxima cruzada electoral entre dos principales candidatos por la presidencia desembocará en una relación tríadica conformada por Maduro y Capriles, además de un mítico Chávez, referente ineludible en la batalla y quien indefectiblemente orientará el vínculo triádico. De ello da fe Maduro: “Aquí está usted, Comandante, con todos sus hombres y mujeres, leales hasta más allá de la muerte”. Singular cruzada que obligatoriamente conciliará la confrontación de lo real con lo sobrenatural y de lo religioso con lo fantástico, en tanto relato épico en el que se mezclan la grandeza y el carácter sobrehumano con lo humano.Tal tríada conforma una suerte de falso nosotros con tres lados y un mismo objetivo: la presidencia. Configuración emocional de tres figuras estrechamente vinculadas entre sí por la carrera presidencial, plural inclusivo y exclusivo que resguarda la coalición de poder entre Maduro y un invencible Chávez versus un tercero en discordia, Capriles. De ello no queda duda cuando ante el ataúd Maduro exclama “Nunca te vencieron y no nos vencerán”. En el plano de lo real, se desarrolla entre los contendores una relación conflictiva de competencia, ineludiblemente triangulada por la presencia sobrenatural de Chávez. “¿Cómo desprendernos del padre?” Capriles, deberá enfrentar la llave Maduro-Chávez, vínculo definido por la intimidad, la pasión y el compromiso: “No es Chávez, tú eres el problema, Nicolás”. Intimidad en razón del proyecto compartido y de la autorrevelación. Pasión en tanto estado intenso de unión de Maduro con Chávez: “Yo lo consideró mi maestro padre, guía, mi protector. No es que yo lo quiera imitar, es que yo lo admiro”. Compromiso, sustentado en el amor a Chávez y la obligación de mantener ese amor. Resumido todo ello en la promesa electoral de Maduro: “Llevaré el Plan de La patria que entregó Chávez”.
Así, la campaña y el discurso del tercer miembro forzoso, Capriles, gozará de escasa autonomía y carecerá de sentimientos de pertenencia y lealtad a la carcelaria relación triádica. Y, sin embargo, le será imposible de desligarse del triángulo electoral, en especial del influjo sobrenatural del guerrero épico sobre su discurso y campaña en general: “usan el cuerpo del Presidente para hacer campaña política”. En el plano de lo real intentará en todo momento cuestionar la legitimidad del contendor: “Nicolás a ti no te eligieron Presidente. El pueblo no votó por ti.”