Un verano con nuestros cómics-Murena: El Ciclo de la madre

Otra entrega mas de este “Un verano con nuestros cómics”; Hoy le toca el turno a la hedonista Roma, dominadora de Occidente, a su senado y emperadores, a las cohortes y centuriones, a gladiadores y esclavos. Hablamos de Murena, obra de Jean Dufax y Philippe Delaby que nos trasladará hasta la Roma del año 54, donde  seremos testigos del ascenso a emperador de Nerón tras la muerte de Claudio.

Si Roma es denominada la Ciudad Eterna, eso mismo podíamos decir del Imperio Romano. Series como Spartacus:Sangre y Arena o la propia Roma, o el experimento Hispania, nos recuerdan los siglos de dominación de un Imperio en la que se daban todos los ingredientes de una telenovela: Traiciones, celos, asesinatos, conspiraciones…no es de extrañar que tenga un tirón comercial importante.

A finales del siglo pasado, si el s.XX es pasado y no el XIX por mucho que nos cueste a los mayores treinta acostumbrarnos, apareció de la mano de Dargaud el primer álbum de Murena: El púrpura y el oro, al que seguirían Arena y sangre,  La mejor de las madres y Los que van a morir. El nombre elegido, Murena, es el de uno de los protagonistas, el ficticio Lucio Murena, amigo de la infancia de Nerón y quien irá siendo el nexo entre los distintos actos de los que iremos disfrutando. Es el Ciclo de la Madre, la génesis del emperador Nerón, aprisionado por su madre Agripina al inicio de la obra, terminado de forma abrupta con el cordón umbilical que le unía con Agripina.

Con el contexto histórico de fondo, los autores entremezclan sabiamente la realidad y la ficción, siendo esta última un recurso para enriquecer la historia y poder tener siempre un punto para saltar y cohesionar de forma mas interesante esos hechos históricos en los que se basa Murena.

Aunque es muy diferente época y contexto, tengo la sensación de que Juego de Tronos y Murena tienen mucho en común; Una madre ambiciosa, un emperador débil, senadores que conspiran, un futuro emperador/rey caprichoso…la vida misma, dirán algunos. O la vida de esa época, claro.

Destaca la caracterización de los personajes, creíbles desde cualquier punto de vista, verdaderos conductores de una trama que, aunque conocida, no deja de ser interesante. Me quedo con Agripina, una “elementa” de cuidado, o con Séneca, quien muestra que era mucho mas que un tutor/consejero de Nerón. También llama la atención la elegencia y sensualidad de las escenas mas subidas de tono, donde un erotismo light demuestra que lo sugerente es muchas veces mejor que lo explícito.

Es Murena una de esas obras que merecen la pausa y el detenimiento que dan las horas libres de un verano. Narración ágil y, aún siendo histórica, lejos de ser pesada o aburrida.