Pero ya no era ayer, sino mañana.
Creíste poder vivir como querías,
y subir las escaleras con más ganas.
Pensaste que eran ciertas tus quimeras,
que nunca una princesa sería rana.
Pero ya no era ayer, sino mañana.
Tuviste por el mango la sartén
y dejaste que el aceite se enfriara.
No digo, no cuestiono, ¡yo que sé!
No tengo más escuela que mis canas.
Pero ya no era ayer, sino mañana.
Temblaron los cimientos de tus sueños
el día que, despertando a bocanadas,
redormiste tu miedo más profundo.
Despertaste de nuevo y no hubo nada.
Pero ya no era ayer, sino mañana.
Dijiste – ¡No me importa, volveré! –
No sé si prometías o amenazabas.
Volviste, por supuesto, no dudé,
hallando aquella casa desolada.
Pero ya no era ayer, sino mañana.
De nuevo aquellas calles recorriste,
buscabas huellas del tiempo ya borradas.
Buscabas sol, buscabas luces,
buscabas, y buscabas, y buscabas.
Pero ya no era ayer, sino mañana.