Revista Música

Un viaje

Publicado el 17 octubre 2010 por Cantecademacao

Una copa de vino, un cigarro industrial. El corazón abierto para escuchar. El oído como mero canal hacia dentro. Un día donde los pelos se ponen de punta a cada rato. Un día donde traiciona una lágrima lo mismo que una sonrisa. Día de blancos y negros, día de contrastes. Día de sentir. Odio la lluvia. “Me daría mucha pena que mis hijos no quisieran escuchar o no entendieran Un cuento para mi niño de Lole y Manuel”, pienso. Todo cambia muy rápido. Escucho detenidamente el tema. La voz de Lole es tan clara, tan pura, tan limpia. La letra es tan directa, una metáfora tan frágil y tan brutal al mismo tiempo… encaja en mi día de contraste y me conmueve. Por un momento tengo ganas de regocijarme en el sentimiento que me provoca esta desgarradora canción. Envolverme en una capa oscura y no coger el teléfono. Lamentar la lluvia. Acurrucarme sobre la alfombra y echar la llave a la puerta. El siguiente minuto consiste en releer lo que he escrito: (…………………………………………………………………………………………………………………………………………….)

mariposa-anita1Se me pasa (después de escucharla 7 veces seguidas) el momento folklórica (1)  y decido seguir en el camino del oído hacia el pordentro. Ahora quiero experimentar otras sensaciones.

Rebusco en los sonidos que tengo archivados en la memoria. Trato de centrarme en los más recientes. Intento limpiar el sentimiento anterior para no sentirme condicionada. A lo único que tengo que serle fiel es al contraste. A mi día, a mí misma. Me libero de todo prejuicio. Recuerdo los ojos de mi mejor amiga mostrándome un tema comercial. Me voy al Myspace de Beyonce. Selecciono entre las canciones de escucha Diva standard edition. Play.

Confieso que ni siquiera he mirado lo que dice en la canción, no sé si dice que es una diva o que no. Tampoco sé los motivos que alega para una respuesta afirmativa o negativa. Me deleito con la producción de este tema. Le doy potencia al subwoofer. Otro cigarrito. Cierro los ojos. Sentada, el cuello va solo. Salta a la siguiente! No, no! Quiero repetir!…. Play. “Claro, ahora entiendo todo”, pienso. Beyonce es Beyonce. Qué temón,no??? El siguiente minuto consiste en releer lo que he escrito: (………………………………………………………………………………….)

Bueno, no llega al minuto. Estoy ávida de nuevas sensaciones. Me es difícil cambiar tan rápido de registro porque la producción de este tipo de canciones es un caramelo para mi pordentro, pero quiero seguir en el viaje psicodélico. Decido quedarme en el continente americano por el momento. Quiero Colombia. Voy a la página oficial de Toto la Momposina. La presentación de esta página es un ejemplo para mí. Me infunde respeto. Hay fragmentos de diálogos de Toto que son toda una revelación filosófica sobre la música y el oficio de cantante. Reflexiono sobre ellos y sobre ella y empieza a sonar el mix (remix-la candela viva…) que tiene como entrante de su banquete colombiano. Siento tierra, fuerza, sonrisa, pureza. Me transporta. Ojos cerrados, corazón abierto. Imagino que bailo en el centro de un corro de tambores. Ritmo frenético. Hoguera encendida. Sudor. Pieles mate. Ron. Mar. Tengo que volver a escuchar ese combinado de nuevo. No puedo escapar al glutamato monosódico. Demasiado sabor. Que entre la tambora. Con las pilas puestas. Al agitar la cabeza me viene el olor de mi pelo. “Hacía muchos años que el pelo liso no azotaba mi cara”, pienso. Parece que hay 50 personas en mi minúsculo salón de pisito de centro madrileño. Quiribumba, quirubá. Que la parranda está en la calle, quiero amanecer! Otro buchito de vino con la risa final de esta reina. Abro los ojos y lo que era el corro de tambores se ha convertido en dos sofás viejos y una luz amarillenta que inunda la estancia. Estoy sudando de verdad. A veces adoro estar sola.

anita-saboya-canteca
(1)Momento folklórica: momento de pasión desgarrada literal. Se pasea por mi vida muy a menudo.


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