Hay muchas formas de recorrer los Arribes y descubrir sus innumerables tesoros, pero nuestro viaje comienza en el sur, a donde llegaremos desde Ciudad Rodrigo, ciudad monumental que también merece una visita.
En Ciudad Rodrigo, tomamos la SA 324 rumbo a San Felices de los Gallegos, pasado el km 14, antes de llegar a Castillejo de Martín Viejo, nos vamos a desviar un poco para visitar una maravilla del arte cuaternario poco conocida. Se trata del yacimiento de Siega Verde, a orillas del río Agueda, en donde hay 94 paneles de roca con más de 600 figuras de ciervos, caballos, toros….
Tras la parada retomamos la ruta hasta San Felices de los Gallegos, que recibe su nombre porque fueron gallegos los que lo repoblaron tras la reconquista. Es un pueblo bien conservado, cuyas casas blasonadas, su iglesia (S XVI), el castillo y otros notorios edificios denotan un pasado de esplendor.
Poco más adelante encontraremos un desvío a Ahigal de los Aceiteros, en donde hace poco unos jóvenes emprendedores han puesto en marcha una almazara. Además de producir un exquisito aceite virgen de oliva, su iniciativa ha reactivado el cultivo del olivo y puesto en valor las variedades locales, lo que contribuye a mantener el paisaje y la población local.
Hay que reseñar que en Arribes del Duero se conservan numerosas variedades de cultivos y razas ganadera autóctonas de la zona, muchas de las cuales han sido rescatadas del olvido y puestas en valor por nuevos emprendedores que puedes encontrar en Guía del Parque Natural Arribes del Duero. Entre ellas destacan la aceituna Zorzal, la uva Juan García, Bruñal ó Bastardillo Chico, la vaca Sayaguesa de la que quedan menos de 700 ejemplares o el burro Zamorano. Son todo un tesoro que refuerza aun más el valor de estos territorios.
Continuando nuestra ruta se van sucediendo encinares, campos de cereal, olivares, almendros… Más adelante, en Sobradillo, llegamos a la casa del parque, en donde encontramos información detallada sobre rutas, podremos resolver dudas y, lo que es más importante, aprender cuales son los valores más interesantes del parque. Aquí también podemos tener un primer contacto con el excelente queso de los Arribes.
Más adelante llegamos a Lumbrales, en donde a escasos 3 km encontraremos el castro celtíbero de Las Merchanas. Desde Lumbrales tenemos varias opciones. Podemos acercarnos al puerto fluvial de la Fregeneda, en la punta más occidental del parque. Aunque hoy en desuso en el pasado tuvo un intenso tráfico fluvial para el intercambio de mercancías. Justo al otro lado de la frontera se encuentra Barca de Alba, hasta donde llegan los cruceros fluviales que surcan el Duero desde Oporto.
En esta zona de los Arribes es interesante fijarse que en el fondo del cañón se cultivan multitud de frutales propios de zonas térmicas, como naranjos y limones, lo que es indicativo de la existencia de un microclima en fuerte contraste con los campos adyacentes.
En Fregeneda hay una ruta para iniciados del senderismo muy interesante, pues sigue el antiguo ferrocarril que bajaba hasta el puerto, atravesando varios túneles y antiguos puentes de hierro. La hemos seleccionado como ruta en la Guía del parque, donde la puedes ver en Google maps.
Desde Lumbrales seguimos hacia el norte, hacia Saucelle, por un puerto de montaña que atraviesa en valle del río Huebra. El paisaje es precioso, con laderas cubiertas de cornicabras, encinares, profundas gargantas y cortados rocosos.
Si nos acercamos a la presa de Salto llegamos al antiguo poblado de los trabajadores, que ha sido rehabilitado como un centro vacacional. El conjunto tiene un cierto aire colonial, muy romántico.
Aquí podemos percibir como el Duero se va encañonando y haciéndose más agreste según avanzamos hacia el norte. A partir de ahora hay una serie de miradores, todos ellos con vistas espectaculares, a los que conviene acercarse. Aunque todos son muy accesibles y se puede llegar en coche, recomendamos hacer la última parte del recorrido andando, pues son caminos muy plácidos que discurren entre campos y bosquetes. Los hay en Aldeadávila de la Ribera, Pereña de la Ribera y Mieza. Uno que a nosotros nos gusta sobremanera es el mirador de la Code, en Mieza. Con un poco de suerte veremos al águila perdicera, los buitres o a la esquiva cigüeña negra.
Para llegar a Fermoselle podemos ir desde Trabanca, por un carreterín encantador entre bosques y cortados rocosos, o desde Almendra, por donde atravesaremos la presa del mismo nombre y que es una de las mayores de Europa. En la presa hay un excelente mirador en donde hay que pararse para admirar la obre de ingeniería y el angosto cañón del Tormes.
Fermoselle es un pueblo muy interesante que hay que visitar. También aquí hay una casa del parque en donde podremos aprender más cosas sobre el parque natural o informarnos de posibles excusiones y resolver dudas.
En esta zona de los arribes es donde se produce la mayor parte del vino. Aunque hay alguna bodega tradicional, por lo general son bodegas nuevas, de gente joven, que ha descubierto las excelentes variedades de uva local y las ha puesto de nuevo en producción para elaborar buenos vinos de autor. ¡No te los pierdas!
Al norte de Fermoselle encontramos tres pueblos muy interesantes, porque además de estar bien conservados y ser excelentes centros para asentarse como base de operaciones para explorar los Arribes, en ellos se han asentado varios ecoemprendedores que decididamente han apostado por la calidad y lo local. Producen vino, queso y mermeladas excelentes, pero también nos proveen de buen alojamiento, entre los que destaca la Alquería de Mámoles, implicada en la conservación del burro zamorano y los telares tradicionales.
Muy cerca, en Miranda do Douro, está el embarcadero en donde podemos iniciar un interesante crucero fluvial por el cañón de las Arribes.
Otra excelente base de operaciones es Villardiegua de la Ribera, un poco más al norte. Cerca de este pueblo, junto al cañón del Duero, encontraremos interesantes huellas de la actividad minera de los romanos y restos de un antiguo castro celtíbero.
Llegados a este punto termina nuestro recorrido por algunos de los tesoros del Parque Natural de los Arribes del Duero. Como guinda del pastel vale la pena acercarse al bonito viaducto de Requejo, de 1914, entre Villadepera y Pino de Oro.
¡Un gran viaje…!
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