Revista Viajes

Un viaje a tarma

Por Pablosolorzano
TARMA es un pueblo famoso por sus dulces y alfombras de flores y que ha dejado de ser un bucólico villorrio para convertirse hoy en una pequeña ciudad pujante, por momentos desordenada; un eslabón en la cadena de pueblos que se han subido al veloz vagón de la modernidad quizá sin desearlo. Es un excelente lugar para conocer en poco tiempo las tres regiones principales de un país tan vasto como el Perú y entender mejor su geografía: la árida costa al salir de Lima, las dramáticamente hermosas sierras o andes y los primeros verdores de ese espacio ilimitado que es la Amazonía. 

Llegado en plena celebración de fiestas patrias y a las seis de la mañana desde Lima a primera vista Tarma no me enamoró: como si fueran deshechos que la noche expulsara, ebrios parroquianos regresaban a sus casas vociferando mil cosas y dejando como herencia una plaza convertida en muladar.  Una vez encontrado un hotel como para alguien como yo: con sueños grandes, pero presupuestos cortos, deje dejé las cosas y me fui a caminar…

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LA CASA DE LA VIRUELA

Desde la plaza de Tarma se toman los “colectivos” hacia el Santuario del SEÑOR DE MURUHUAY, en la cima del cerro Shalcacoto, previo paso por Acobamba. Pasamos por la hacienda "La Florida", que Julio Ramón Ribeyro inmortalizara en ese cuento genial llamado "Silvio en el Rosedal". Ya en el Santuario, centro de peregrinación cada mes de mayo, vimos sobre una piedra ése Cristo de facciones toscas que una mano desesperanzada dibujó; hoy es una de las imágenes más adoradas del Perú. Casi todas las combis, ómnibus es y coches de Lima ponen en su parte de atrás el típico: GUIAME SEÑOR DE MURUHUAY. El hecho de saberla el icono más reverenciado por los conductores o chóferes me hace pensar en su poder: hay que encomendarse a una imagen realmente poderosa para sobrevivir en el tráfico limeño.

UN VIAJE A TARMA

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"¿Por qué Casa de la Viruela, señora?", le pregunté a una mujer que vendía rosarios a la entrada del santuario, me dijo que la expresión venía del quechua Muro (viruela) y Huay o Huasi (casa) debido a que hace un tiempo esta región fue asolada por una gran epidemia de viruela. La gente afectada por este mal fue derivada a la zona que hoy se conoce como Muruhuay. El santuario es hoy una iglesia de arquitectura moderna, rodeada de un pequeño poblado. Más tarde bajamos por la carretera hacia la plaza de Acobamba, no es una caminata muy larga, mirando abajo el valle como una paleta en la que la naturaleza combinaba sus mejores colores.

Queríamos tomar un carro que nos llevase hasta otros dos famosos destinos de la zona como son la CUEVA DE GUAGUAPO y SAN PEDRO DE CAJAS. Desde el santuario los carros no van a esos lugares sino más bien se regresan a Tarma. En la plaza un señor me dijo que los carros allí, la plaza de Acobamba, pasan llenos y así se van hasta San Pedro de Cajas, mejor llame a una empresa de colectivos de Tarma señor gringo y pida uno vacío para que le lleve. Eso hice pero el carro nunca apareció. Lección: en fiestas y temporada alta no existe palabra, la demanda dictamina los actos. Contratamos un taxi en la misma plaza de Acobamba, 40 soles para estar a nuestra disposición, todo el día.

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Plaza de Acobamba


EL TUNEL...

En el polvoriento camino hacia la Cueva de Guagapo se ven algunos pueblos pequeños y repletos de olvido hasta que de pronto, en Shaprash, la cara de un Cristo nos mira desde lo alto de un cerro; forma pétrea creada por el cincel del viento. 35 minutos después y por fin aparece un monumental forado de 30 metros de alto en medio de los cerros: La Cueva de Guagapo que es considerada una de las más profundas de América, dato que no puedo confirmar. La leyenda dice que los Taramas -la etnia que vivía en esta parte del Perú- refugiaron aquí a sus mujeres, niños y ancianos para enfrentarse a los Incas que invadían sus territorios pero fueron derrotados.

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Al enterarse los refugiados de la muerte de sus mejores hombres lloraron tanto que formaron un río, el que hoy se abre paso en la caverna". Entrada: 1 sol. Es recomendable llevar linterna. Ahí estaba, abriéndome paso en las entrañas de la caverna, subiendo y bajando por las escaleras que han puesto para evitar resbalar o caerse. La luz artificial que llevaba era casi inútil al ser devorada por el laberinto de sombras. Las gélidas y transparentes aguas han formado las muchas estalactitas que cuelgan en lo alto, amenazadoras.
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 CON BOB MARLEY EN LAS SIERRAS DE PERU

Después de visitar la cueva continuamos y llegamos a un pueblo en donde lo único que parece importar es producir arte, crear de la nada la maravilla de lo bello. Los niños pintan echados en las bancas de la plaza, otros cantan un huayno, las mujeres pasean y tejen, te muestran sus trabajos. Esto es SAN PEDRO DE CAJAS, de lejos, uno de los lugares en el Perú donde mejores textiles se producen.

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Aquí los artistas han acondicionado sus hogares como talleres. Se puede conocer “in situ” el trabajo de los creadores de dicha magia. Conocí a Carmen quien se ofreció a llevarme al "Shumaj Pata" (Calle Tarma 857), el taller del gran Alen Espinoza. Lo interrumpimos en su labor pero nos atendió amablemente, mostrándonos el telar de madera con el que trabaja y nos explicó sobre las técnicas de hilado y tejido y sobre los tintes que sacaba del nogal, la cochinilla y la chilca. Entre sus trabajos sobresale un tejido en el que se ve la entrada de Guagapo, un Cristo meditativo y Bob Marley, hechos con tal maestría que casi parecen fotografiados. Fue la única vez que me gustó el reggae. Regresamos a Tarma de noche y de nuevo a la vorágine de las celebraciones por fiestas patrias…  
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TARMATAMBO

Había oído hablar un pueblo poco visitado y que sin embargo tenía algunas cosas interesantes y hacia allá fuimos. Tarmatambo es un lugar a donde no va mucha gente pero que vale la pena conocer por la historia que detenta. Desde Tarma se toman las combis, 1.50 soles, hasta ese pueblo por la excelente vía Tarma - Jauja en un viaje de 30 minutos. En el camino hablé con un profesor de la zona, quien enseñaba en el colegio Santa Rosa de Tarma, y quien me contó que ese centro educativo había llevado adelante un proyecto, junto al gobierno regional, para que juntos a los alumnos restauraran los caminos y dos "collcas" de Tarmatambo. Qué gran iniciativa. El chófer puso un cd del grupo Guinda, purita calidad: "No, no puedo olvidarla, sólo recordarla, fue mi gran amoooooor...", así al ritmo de la chicha (cumbia) llegamos hasta la plaza de San Juan Pata, un lugar de entrada recién construido en "piedra" por la municipalidad. Luego subimos por un camino, que se dice forma parte de la gran red vial inca o camino inca, y a cuya vera hay casas pequeñas casas de adobe, con techos a dos aguas.


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Subiendo a Tarmatambo

 
Llegamos hasta la parte alta del pueblo y por fin apareció el sendero bien definido y señalizado que nos llevaría hasta las ruinas las cuales se encuentran en una ladera del cerro  Pirhua-Pirhua. De este bello lugar dijo el cronista Cieza de León que poseía "grandes aposentos y depósitos de los reyes ingas" refiriéndose a las "collcas".
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 En la parte superior del cerro hay unas grutas que dicen cobijaron momias de los Taramas, la etnia del lugar. Desde allí se tiene una extraordinaria vista  del inmenso complejo, del valle y de los andenes o terrazas que otras manos, en otros tiempos, hicieron sabiamente y dejaron para sus descendientes.  Había muchas flores, seducidas por picaflores y mariposas, y un sol cálido además de nubes que se deshacían por un viento ligero. Era hora de bajar, en la explanada, guarecidos entre eucaliptos, nos esperaban más ruinas.
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Y AHORA JAUJA

Luego de la visita salimos a la carretera con la esperanza de encontrar transporte que nos permitiese continuar el viaje esta vez hacia Jauja, más al sur. La única empresa que hacía el recorrido TARMA - JAUJA (Tarmatambo está a medio camino) es TRANSPORTE PERICO (su paradero en Tarma está frente a la terminal de Transporte Junín, Jr. Amazonas, cuadra 6) pero tiene horas definidas de salida desde Tarma por ende es bueno saber a qué hora es que salen para bajar a la carretera calculando el tiempo que deba pasar por Tarmatambo y no esperar como lo tuve que hacer yo. Hasta que por fin pasó un PERICO y allí nos subimos, siempre en dirección a Jauja. Pedí al conductor que me avisase para bajar en algún sitio donde poder tomar un carro que fuese hacia la LAGUNA DE PACA (Laguna escondida, en quechua). Me hicieron bajar en una esquina, unos 25 minutos antes de llegar a Jauja. Allí se puede encontrar unos colectivos que por 1.50 y en 10 minutos te llevan hasta la misma orilla de la famosa laguna. Había muchos restaurantes y por ser fiestas era complicado encontrar una mesa libre. Hasta que encontramos uno y se demoraron una eternidad en servirnos y la comida no estaba muy buena. Lección 2: No quedarse en el primer restaurante a donde se llega. Hay que darse tiempo a buscar, aunque el hambre apremie.

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Vamos, metámonos a la laguna. 5 soles por persona en un bote a remo (los motores están prohibidos para evitar la contaminación sonora, como si el bullón de los restaurantes no fueran nada contaminantes) que nos llevó por las aguas mansas de la famosa Paca. Fue una gran idea, ya que en las orillas los parlantes de los restaurantes, uno más bullicioso que otro, apenas dejaban oír el cantar de los pájaros. No había nada como estar allí rodeado de las pequeñas colinas cultivadas, del olor a hierba quemada, de la plenitud musical del agua rumorosa. La luz del mundo se deshacía en el horizonte y la amenaza de lluvia se dejaba leer en el aire, así que mejor regresar.
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Un taxi nos llevó luego hasta Jauja (5 soles), pueblo más apacible que Tarma pero con menos encanto, adonde venían a curarse los tuberculosos por su buen clima. La plaza de Armas es amplia y los altares de su iglesia matriz digno de verse. Nos fuimos a la capilla del Cristo Pobre, a la que consideran una copia a pequeña escala de la iglesia de Notre Dame aunque yo no le vi parecido alguno  excepto por su estilo neo-gótico. Tomamos un taxi colectivo para volver a Tarma de nuevo (5 soles por persona). El pueblo seguía con otra noche de fiesta, pero esta vez el cuerpo no daba para más. A dormir que mañana el viaje continuaría pero esta vez hacia la selva…

Pablo

DATOS
  • Bus LIMA – TARMA, en TRANSPORTE JUNIN, 60 soles (feriados aumento en un 100%)
  • En la Calle DOS DE MAYO, (A dos cuadras de la plaza, y a dos del mercado modelo) me hospedé en un hotel cuyo nombre no recuerdo donde cobraban 10 soles por persona en habitaciones de 2 camas, con un buen baño con agua caliente.

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