Bea y Socorro ya están en Smara. El suyo ha sido un viaje de locos, de los que no se olvidan con facilidad, de esos que, una vez superados, pasan a formar parte de la propia aventura de vivir más allá del plácido sillón de nuestra casa.A las cinco de la mañana del sábado, Bea parte de Zaragoza en dirección a Barcelona. Su avión para Argel sale a la una como estaba previsto. Pero regresa a los pocos minutos. Una avería. Hay que avisar a Socorro, que ha salido de Madrid puntualmente, para que no se preocupe por la tardanza de Bea. Ambas han quedado en encontrarse en el aeropuerto internacional de Argel. Por suerte, el avión de Bea no se retrasa mucho y a media tarde ya están juntas haciendo planes de trabajo, conversando sobre todo lo divino y lo humano, que la espera es larga y da para mucho.
Diez de la noche aproximadamente. El vuelo de Argel a Tindouf sale a la hora. Por fin se han liberado del enorme equipaje que llevan entre las dos. Algo más de dos horas de descanso en el avión, media hora de autobús de nuevo con todos los trastos a cuestas, y estarán en casa, en la jaima del Bubisher. Podrán descansar unas horas.Y sí, el avión llega a Tindouf, desde las ventanillas llegan a ver las mortecinas luces de la ciudad. Pero, de pronto, el avión gira y, lejos de aterrizar, emprende una marcha desconocida. Todo son preguntas sin respuesta. Una hora después toman tierra en un lugar desconocido. Dos horas más dentro del avión. Nadie les explica nada hasta que el comandante anuncia que regresan a Argel
Domingo,ocho de la mañana. Suena el teléfono. Bea nos cuenta lo que está pasando y nos pide que nos informemos desde España. Varias llamadas y por fin nos enteramos de que el motivo de esta odisea no es otro que un cortocircuito en la pista de aterrizaje de Tindouf que ha provocado un incendio. Están trabajando para que la pista vuelva a estar operativa.
Cuatro de la tarde. Nuestras voluntarias mandan un mensaje:” Vamos a un hotel. Podremos descansar un poco”Diez de la noche. Última conversación con Bea. “Nos han dicho que nos recogerán a las cuatro de la madrugada y que a las cinco saldremos para Tindouf. Estamos bien, hemos conseguido tomarnos todo esto con filosofía y buen humor”.
Lunes, ocho de la mañana. Nuevo mensaje: “Estamos en Tindouf ¡Por fin!”
Lunes diez de la noche. Julia, Cándida, Daryala, Memona, Larosi y nuestras dos nuevas y espléndidas voluntarias han estado juntos en la jaima, planificando, revisando, trazando las líneas de trabajo de mañana en adelante. Felices, con unas ganas increíbles de rodar sobre el Bubisher.Los que estamos aquí nos sentimos orgullosos de su temple y de su saber estar. Llegaron tarde muy a su pesar, pero pronto el Bubisher se impregnará de su fuerza, de sus ideas y de su alegría.
Así es como crecemos. Con personas como ellas.
En la foto un bubisher posado en una jaima.