Revista Viajes

Un viaje por Chicago, Memphis y New Orleans

Por Viajaelmundo @viajaelmundo
El skyline de Chicago desde Navy Pier, donde también confluyen los sonidos

El skyline de Chicago desde Navy Pier, donde también confluyen los sonidos

A veces me preguntan de qué manera decido mis viajes. Mi respuesta siempre es la misma: por instinto. Justo cuando parecía que debía ir a otro lugar, yo me empeñé en escuchar música, en entender las siluetas del jazz y esos acordes del rock&roll que me seducen desde niña. Tenía claro que quería comenzar por Chicago, pasar muchos días en New Orleans y saltar en algún momento a Memphis. Y aunque a este viaje por Estados Unidos le faltó un carro para recorrer las rutas sin prisa y varios días más, no me quejo de los casi dos meses de melodía que me traigo a cuestas en el equipaje.

Ya había leído con antelación -aunque él no lo sabe- lo mucho que ha escrito Alfonso (The World Thru My Eyes) sobre New Orleans o lo maravillado que quedó con la mansión de Elvis Presley en Memphis. Pero yo quería verlo y sentirlo, no quedarme solo con lo leído, con la música atrapada en el libro o con aproximaciones tan certeras como esta.

Así que este viaje forma parte esencial de mis pasos; me hace retroceder algunos años, entender parte de mi carácter, me despierta otras emociones. Entiendo que eso solo es posible a través de la música, de la historia pegada en las paredes, del tiempo que te tomas para disfrutar un café mientras escuchas la profundidad de una tuba o como se rasga una trompeta. No hay apuros cuando te permites sentir los sonidos, cuando te detienes en un saludo y un acento en inglés que no es tuyo, pero que atrapa. Nada puede explicar bien las ciudades que viven con la música en las aceras, solo la emoción de sentirlas y eso puede ser tan variopinto, tan impreciso.

The Second Hand Street Band, mi favorita en las calles de New Orleans

The Second Hand Street Band, mi favorita en las calles de New Orleans

Blues, blues, blues en Memphis

Blues, blues, blues en Memphis

Sin embargo me he atrevido a escribir, a ir contando este viaje a sorbos lentos. He ido por ahí con la cámara a cuestas intentando traerme a las ciudades con sus colores, pero sigo creyendo que ninguna imagen la describe totalmente. Así hablé de New Orleans, la que canta y a pesar de mi pelea constante con Memphis, alcancé a describir mis lugares favoritos; sin olvidar que mi aventura comenzó en Chicago y su frío, un lunes como cualquier otro.

Este viaje habla mucho de mí, porque es esa música la que siempre he buscado por instinto cuando quiero escribir, cuando quiero calmarme, cuando quiero estar sola. Y viajar hacia su raíz, sus nombres y rutas ha sido un sutil descubrimiento. Así que cuando me pregunten cuál ha sido uno de mis mejores viajes, sin duda, colocaré a este entre los primeros de la lista. No tendrá paisajes asombrosos, ni una gran cantidad de millas recorridas, pero tiene música y emoción, y eso para mí es lo que cuenta.

PARÉNTESIS. Escribo esto desde la ciudad de Miami, en un piso 20 frente a la bahía. Hay brisa y silencio; y es aquí donde he encontrado a los amigos, pero también la quietud para escribir y escuchar las grabaciones que hice en el camino y que pretendo recopilar en un video. Vamos a ver qué tal.


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