Revista Opinión
Cuando la cosecha acaba se va el sudor, pero se instala un dolor en el alma que corta el aliento. Él sabe muy bien que las cuentas no cuadran y que ni la semilla fiada se va a poder pagar. Empeñar ¿qué? Si viste botas agujereadas, pantalones raídos de pana, camisa sin relevo y boina castellana; todo ello uniformado con el color de su piel, color de la tierra agrietada y seca.
Tumbos dio el abuelo trabajando en todo lo que encontraba. Logró que sus hijos fueran a la universidad. Hoy su nieto emprende el mismo viaje que él hizo hace tantos años. Con el rostro ensombrecido, mirando a su nieto con perplejidad infinita, por fin, se atreve a preguntar:
— ¿Se te olvida algo? Y los dos se funden en un abrazo en el que ocultan sus ojos humedecidos. (Con este microrrelato participo en la Primavera de Microrrelatos Indignados)