Revista Cultura y Ocio

Un vicio nada sano

Publicado el 05 julio 2010 por Carmina
Un vicio nada sano
Me da la sensación de que no avanzo, que las lecturas se me hacen interminables, y esa sensación me aturde. Ayer haciendo repaso mental al último mes me di cuenta de que llevo cinco libros o seis al mismo tiempo, de ahí que con el poco tiempo que tengo, los libros gordos que me gusta leer la sensación sea de estancamiento total. A ello se le une el verano, que pasas más tiempo en la calle, menos tiempo delante del ordenador y sobre todo las opos y las matriculas de mi hijo mayor, que me traen de cabeza.
En cuanto a las opos con tanta visita a médico y la verdad es que me las he cogido con calma, pues las tengo dentro de semana y media y llevo el temario fatal, pero bueno sigo estudiando con calma, porque si me pongo nerviosa tampoco voy a solucionar mucho.
La voz de alarma la lanzó ayer mi marido, otro libro, como puede ser que te los termines tan rápido, y yo le conteste pero si hace más de dos semanas que no termino ninguno, hijo que quisquilloso estas. Mi marido me miró con cara de asombro y me dijo, oye que ya no cabemos más en la habitación ni en el salón, campando a sus anchas, eso me hizo contar cuantas historias tenía en marcha y donde se ubicaban.
La ciudad pérdida de Z, la empecé en mal momento es un libro que exige demasiado mi atención y ahora no puedo prestársela, esta dentro del cajón de la mesita de noche.
Mil soles espléndidos. Me queda poco pero no consigo terminarla, esa campa debajo de mi cama.
La conspiración de las lectoras, otro libro que exige demasiado mi atención y me lo estoy dosificando, esta encima de la cómoda.
El consuelo, este es más que gordito, me esta gustando muchísimo y espero terminar mil soles espléndidos para dedicarle mas tiempo... pero tempus fugit
Siete mentiras, ese lo empecé por no despertar a mi marido que suele dormir la siesta, y yo en la sobremesa suelo dedicarme unos diez minutos o media hora a leer, así que ese campa en el salón donde a la postre tendrán que salir todos los demás porque si no empiezo uno tras otro sin concluir ninguno.
El cuento nº 13, ese lo tengo en el pueblo por si se tercia que me agobio de estudiar, hago un kit, kat.
Vida de Martin Pijo. Me lo ha dejado Elena la escritora de Tribulaciones de un sicario, al recibirlo no pude dejar de leer las primeras páginas.
Semejante despropósito me mantiene en stand by, ahora ya respiro más tranquila, no es cuestión tanto de tiempo que también sino de organización, de no querer acaparar tantas lecturas. Con todo lo que llevo en marcha y el poco tiempo que tengo me parece que pasaré el verano.

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