Un vistazo a Las Aparicio

Hay algo que hacemos las lesbianas -que somos una mafia muy organizada- y la mayoría de heteros desconoce: tratamos de cazar casi cualquier contenido lésbico que aparezca por allí, incluso si viene en una telenovela de época o una serie de ciencia ficción bastante mal escrita. cofcofflashforwardcofcof
Existen series de televisión de mucha calidad cuya temática central y protagonistas son lesbianas, como The L Word y Sugar Rush, y otras de no tanta calidad pero bonitas a la vista como South of Nowhere o Anyone but me, pero en general es tan poco lo que hay y nos tratan tan mal en algunas de ellas, que cada vez que la historia de dos chicas aparece, nos enganchamos a ella y enganchamos, de paso, a todas las gay que nos vamos encontrando en la red.
Con la historia que se dio en Grande Fratello y que les conté hace ya unos meses, vimos cómo gente de Italia, España, Estados Unidos, Sudamérica y hasta de Oriente Medio, traducían diálogos del italiano al inglés y al español o de uno a otro, según estuvieran disponibles, para seguir los sucesos de due belle donne.
Les cuento todo esto para que entiendan un poco el panorama, aunque no les voy a contar cuántas historias con temita seguimos en este momento, en el que la teleserie mexicana Las Aparicio ha hecho su incursión. Desde el inicio estábamos a la expectativa porque sabíamos que habría un romance lésbico en el guión y cuando empezó fue cosa de puro trámite encontrar la forma de verla, estuviéramos en el país que estuviéramos.
Las Aparicio

Las Aparicio es una teleserie o telenovela creada por Argos Comunicación -la primera para Cadena Tres- sobre tres generaciones de mujeres cuya tradición-familiar es muy extraña: todas han quedado viudas en circunstancias extraordinarias y todas dan a luz exclusivamente a niñas, según la wikipedia.
En este escenario tan interesante, surge la historia de Julia Aparicio (Liz Gallardo), cuya mejor amiga, Mariana (Eréndira Ibarra), lesbiana declarada, se enamora de ella. A mucha gente le he leído decir que les encanta la novela porque toca temas novedosos, rompe esquemas y es contestataria, como no se había visto antes en México. Y yo digo que no, que eso ya lo había visto antes. Y no lo digo como una crítica, lo digo como un elogio: precisamente a Argos Comunicación es que yo le conozco este estilo de telenovela, siempre a la vanguardia, siempre honesta y valiente, por lo que puedo pasar un poco de eso y tratar de encontrar otros valores en ella.
Porque es que lo mío con Argos es de hace años. Desde Nada personal, telenovela que se emitía por TV Azteca, vimos tramas políticas, entrelazadas con grandes reflexiones sobre la amistad, la familia y el amor, en donde las mujeres nunca fueron estúpidas; pasando por el remake de la colombiana Señora Isabel, que allá se llamó Mirada de Mujer y fue adaptada por el mismísimo Bernardo Romero Pereiro (escritor muy importante de mi país, Q.E.P.D. y libretista de la original); hasta La vida en el espejo, original de Bernardo también, que incluso tuvo un personaje homosexual y su forma de tratar el tema fue tremendamente realista sin dejar de ser respetuosa y conmovedora. Lástima que ninguna de estas escenas de Mauricio saliendo del clóset con su familia se encuentren hoy en día en YouTube.
Y ahora que llego a YouTube, quiero contarles lo que sí es novedoso y atrevido de Las Aparicio: sus realizadores han permitido (y lo han hecho ellos mismos en http://www.lasaparicio.com) que los episodios o escenas estén disponibles en la red y los mismos escritores y actores poseen cuentas de twitter que permiten un diálogo directo con el público que ve y ama la novela. Otra vez: estén en el país que estén.
Y claro, esto tiene sus pro y sus contra, y es de lo que en realidad quería hablarles. Sí, ocho párrafos después. XDDDD
Juliana en la redAlgún spoiler hasta el episodio 58
Juliana es la unión de Julia y Mariana y la forma en que llamamos cariñosamente a la pareja de preciosidades. Su historia ha estado repleta desde el primer episodio de tensión sexual no resuelta, como corresponde, y su amor no se ha concretado hasta no atrevesar miles de dificultades. Esto no nos pasa sólo a las lesbianas, esto nos pasa a todos los humanos. Y sobre todo: eso les pasa a los personajes de ficción: alguien quiere algo o a alguien, algo o alguien se interpone, algo habrá que hacer para solucionarlo. Y si se soluciona, pues vendrán nuevos conflictos, a menos que ya se acabe. ¿Listo? Pues a Las Aparicio todavía le restan muchos episodios y es obvio para mí, que por muy bien que puedan estar las chicas ahora, nuevos desafíos y problemas les esperan a la vuelta de la esquina, aunque a todos los que vemos la novela y queremos verlas juntas, se nos arrugue el corazón cuando no les va de maravilla.
Y digo esto porque a los primeros que atacan cuando Julia tiene reiterativos pensamientos sobre su exnovio Armando, lo primero que leo son ataques y quejas contra los escritores -a veces directos- sobre el rumbo que va tomando la historia. Que si eso no es normal, que pinche Julia, que dejarán de ver la novela, que traigan a la ex de Mariana (bueno, eso sí), que si no hay escenas de sexo se aburren y no ven nada más, que los besos no parecen reales y un largo etcétera.
Y mi primera preocupación sobre el particular siempre ha sido la misma: ojalá los escritores tengan el puño de hierro para mantener la coherencia en todas las historias (yo hablo sólo de Juliana, pero también están las otras) y no dejarse influir por los cambios de humor y pedidos del público mexicano y de todo el mundo.
Porque la comunicación directa con la audiencia está bien y es un gran recurso, pero también debe tener un límite y no perder el norte por tratar de complacer a todos. O contradecirle. Siempre he dicho que Damon Lindelof y Carlton Cuse, productores ejecutivos de Lost, hablaron demasiado con la gente; hasta llegar al punto de tener que cambiar demasiadas cosas porque los televidentes ya las habían adivinado o porque les enfurecían.
Claro está, leer los foros y saber qué personajes y sus decisiones encuentran eco en la audiencia también es importante, pero como guía, jamás como imposición.
Las actuaciones

Cuando empecé a ver algunos apartes de la novela, encontraba muchas muletillas en el hablado de Eréndira, que han sido superadas poco a poco. Me encanta cuando las dos actrices limpian sus líneas y actúan con todo el cuerpo. Por ser naturales, no quiere decir que no deba ser cuidado hasta el último detalle. También hay que decir que el enorme actor que es Damián Alcázar le está aportando profundidad a muchas de las tramas y las mejores actuaciones de Eréndira Ibarra son siempre a su lado, como las de Liz Gallardo son junto a Gabriela de la Garza. Tal vez en el contrapunteo con gente de más experiencia encuentran la respuesta a algunas escenas difíciles. Que no, no son las de los besos, como mucha gente pensaría. Lo difícil es otra cosa, a veces lo más sutil.
No quiero terminar el post sin antes decir que a mí la historia de Juliana no sólo me aporta besos y arrumacos entre dos hermosas mujeres, sino las reflexiones en torno al particular que esto puede aportar. La conmovedora escena de Mariana contándole a Julia sobre cómo se ha sentido diferente desde pequeña es algo que nos pasa a muchos homosexuales que por más igualdad de derechos, vemos todos los días desde las más brutales a las más cotidianas formas de discriminación. Y Eréndira Ibarra en esa escena estuvo enorme; mis felicitaciones a ellas y a quien escribió esas líneas.

"Me puedes querer y me puedes apoyar, pero nunca me vas a entender".
Así que no todo está en las increíbles -y creíbles- caras que hace la actriz Liz Gallardo cuando su personaje mira al que interpreta Eréndira Ibarra, sino también en esos silencios, suspiros, miedos y dudas de ser gay hoy, en nuestros países y este momento de la historia.
¿Y tú qué piensas? Déjame un comentario en el blog.