Revista Religión
Leer | Efesios 5.15-17 | Solemos pensar que los segundos no son muy importantes. Pero los segundos se convierten en minutos, los minutos en horas, y las horas en días. Por ejemplo, una persona de 70 años de edad, ha vivido aproximadamente el equivalente a dos mil doscientos siete mil millones, quinientos veinte mil segundos.
Mientras usted leyó esta última frase, pasaron unos cinco segundos de su vida, y nunca podrá volver atrás para decidir utilizarlos de una manera diferente. A pesar de lo pequeños que son, los segundos son valiosos ya que son una creación y un regalo de Dios. La manera en la que los utilicemos es importante. Puesto que nuestro Padre celestial tiene un plan para cada vida —que vivamos para su propósito y para hacer su voluntad—, debemos entonces pensar en cómo empleamos nuestros años, meses y días, e incluso los minutos y los segundos. Y el tiempo para decidir eso es ahora mismo, antes de que transcurra más tiempo de nuestra vida.
Por comprender el valor de cada momento, el apóstol Pablo nos exhorta: “Mirad… con diligencia cómo andéis… aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Ef 5.15, 16). Nos está diciendo, en esencia: “Aprovechen cada oportunidad que Dios les da. ¡No malgasten su tiempo!” Permita que el Señor Jesús sea su modelo a imitar para mantener una agenda equilibrada. Él sabía que pasar tiempo con el Padre era la cosa más importante que podía hacer. Siga su ejemplo, y comience cada día en la presencia del Padre celestial. Él le ayudará a organizar su agenda, y hacer que cada segundo cuente.
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