Os cuento una anécdota intrascendente, sin mayor importancia, que puede resultar muy útil para ejemplificar hasta que punto es importante ser coherente en la crianza de nuestros pequeños y lo difícil que a veces resulta.
El otro día David estaba con papá en el sofá jugando con un papel, arrugandolo y haciendo una bola con el. En un momento dado, cogió el papel y lo lanzó, con tanta puntería que, en lugar de caer al suelo, cayó en una pequeña mesita que tenemos.
Papá y yo nos partimos de risa y empezamos a aplaudirle diciendo que había hecho canasta. David estaba la mar de feliz y satisfecho consigo mismo y con las fiestas que le estaban haciendo sus papás.
Ahora me planteo como habría sido si en lugar de tirar una bola de papel hubiera lanzado un vaso, un plato o cualquier cosa susceptible de hacerse añicos. No le habríamos reñido, porque no solemos reñirle por estos accidentes, pero estoy segura que no le habríamos jaleado ni aplaudido.
Y ante esto me doy cuenta de lo difícil que a veces debe resultar para los peques entendernos y saber como vamos a reaccionar y de lo incoherentes que somos en muchas ocasiones. Incoherencias que no tienen gravedad alguna y que cometemos todos, por supuesto, pero que les deben marear un poco.
Porque, como es lógico debido a la conmoción que generó su hazaña, supongo que David no tardará en repetir lanzamiento y quizás lo que lance no sea tan inofensivo como una bola de papel. Y claro, lo que nos sale cuando nos rompen algo es reñirles, o una mala cara. Una mala cara que en este caso sería injusta, puesto que se ha limitado a repetir una actuación que anteriormente habíamos aplaudido.
Así que cuando esto ocurra, tendré que morderme la lengua y evitar enfadarme, para no generarle confusión. Si rompe algo de valor, trataré de explicarle que hay determinadas cosas que se rompen al lanzarlas y que es mejor que no lo haga, pero trataré de no hacerle reproches.
Para mi la coherencia en estas pequeñas cosas es importante, porque creo que a nuestros hijos les ofrece seguridad y confianza y les ayuda a comprendernos. Obviamente, estos pequeños detalles no me parecen importantes, pero creo que pueden servirme para ir aprendiendo cositas y evitar situaciones que si que me resultarían mas graves o complejas.