Revista Economía
Cuentan que un empleado recibió una entrada gratis para un gran partido de fútbol. Pero cuando llega al estadio comprueba que su entrada está en la última fila de una esquina, muy lejos del campo.Pasados quince minutos ve un asiento libre diez filas más abajo y decide sentarse allí. Al cabo de un rato descubre otro sitio libre y repite la operación hasta que llega a un sitio magnífico desde donde se podía ver todo el campo desde una posición privilegiada, justo al lado de un señor.“Disculpe, ¿hay alguien sentado aquí?”El señor le responde que no, Nuestro afortunado empleado le da las gracias y le comenta: “Es realmente sorprendente que alguien deje un sitio así en semejante partido”.Y el señor le contesta: “Los dos abonos son míos, y tenía que haber venido con mi mujer, pero se ha muerto. Es el primer partido de fútbol al que no venimos juntos desde que nos casamos en 1965.”“Vaya, lo lamento, es ciertamente triste. De todos modos ¿no podía usted haber venido con algún familiar o algún amigo para acompañarle? …”“No, contestó el buen señor, están todos en el funeral”.¿No les parece que ese partido recuerda a algunos grandes procesos judiciales en los que están todos en el tribunal menos el titular del asiento?Porque parece que “algunos” ppolíticos han sabido siempre quitarse de en medio de los funerales para dedicarse a otros menesteres.Hasta que ha llegado la Justicia, poco a poco, fila a fila, acercándose a ellos, para preguntarles qué pasa con el pago de ese asiento …Ya lo dijo Groucho Marx: “Sólo hay una forma de saber si un hombre es honesto: preguntárselo. Si responde “sí” sabes que es corrupto”.“El secreto del éxito es la honestidad: si puedes evitarla, es cosa hecha”.
Mark de Zabaleta