No se asusten. Cuando me refiero a Dios como tal, esa figura espiritual latente en todo el mundo, uno podría pensar que esta película trata sobre reflexiones filosóficas sobre lo maravilloso que es esta entidad pero la cosa va mucho más allá. Despreocúpense. Sean creyentes o no, cada quien es libre de creer en lo que quiera, para algo usamos el razonamiento, estoy completamente seguro que disfrutaran esta hermosa aventura que retrata de una forma portentosa y sublime, respaldado en el poder visual, a la naturaleza misma y la diminuta criatura que pude llegar a ser el hombre.
Life of Pi, como es el titulo original, narra la travesía que un joven hindú, Pi Patel, interpretado maravillosamente por Suraj Sharma, debe afrontar en medio del mar, luego de que el barco en donde viajaba con su familia y varios animales, se hundiese, quedando a la deriva con un bote salvavidas. Pero Pi no estará solo, en su viaje lo acompañaran unos singulares personajes: una cebra, una hiena, un orangután y un tigre. Ante la inmensidad del mar y la ferocidad de estos animales, Pi deberá hacer todo lo posible para sobrevivir, inclusive entablar lazos de amistad son seres salvajes que podrían carecer de alma alguna o sentimientos.
La premisa es bastante clara, pero lo que el director Ang Lee, reconocido mundialmente por la exquisita El tigre y el dragón, nos brinda es algo más allá de los sentidos. Lee adapta la novela de Yann Martel, del mismo nombre, de una manera más que acertada: esta historia es extraordinaria, pero depende de cada persona creer si fue cierta o no. Y es que la película comienza de una forma muy curiosa: un joven novelista acude a Canadá, a la residencia de Pi, ya adulto, al cual da vida Irrfan Khan , debido a que busca historias fantásticas que poder escribir y recientemente, en su visita a la India, le contaron de un joven que residía en América que le podría interesar. Este es el punto de arranque de la historia y como tal ya vamos conociendo las herramientas narrativas que Lee utilizara. Irrfan Khan sirve de narrador para decirnos, a nosotros público, su vida a través de flashbacks y de vez en cuando intervenir en la historia. Nada nuevo. Pero lo fantástico de este relato es que esta filmado con un amor no solo a la India, sino a la naturaleza misma y también a lo espiritual.
Resulta más que curioso que el nombre del protagonista, Pi, sea un símbolo tan usado en las matemáticas y en las ecuaciones científicas. Digo esto porque desde la niñez Pi va descubriendo que en el mundo hay dos vertientes: la fe y la razón. No por nada termina siendo parte de tres religiones distintas: es hindú, cristiano e islámico, además de vegetariano. Casi nada. Todas y cada una de las acciones de Pi le servirán para enfrentarse al mayor reto de su vida y de su propia existencia: conocer a Dios. Y es que Dios juega un papel fundamental en todo el relato al servir de eje central en la vida de Pi y en las decisiones de él mismo y de su propia familia. El decidirá creer en algo más allá de lo visible, en algo espiritual, esto sin que nadie le obligase, sino simplemente lo hacía porque él lo quería. Cada acción y decisión que toma es meramente personal sin ser influido por nadie más.
El novelista, interpretado por Rafe Spell, acude con Pi no solo por la historia sino para atestiguar el relato de una persona que dijo haber entrado en comunicación con Dios. Es evidente que la curiosidad de Spell se basa en el morbo y en la incredulidad, al igual que nosotros, espectador, pero Lee es muy inteligente y deja que las imágenes hablen por si mismo. Esto es un acierto pues deja de lado el maniqueísmo barato y la moralidad cuestionable para entregarnos un relato directo al corazón sobre el espíritu humano. Cuando la familia de Pi se traslada en barco rumbo a Canadá, huyendo como inmigrantes de India, no solo están dejando su tierra natal, sino toda la cultura que conocían. El mundo allá afuera puede ser misterioso y aterrador, o sublime y emocionante. Pi lo descubrirá. Sobre los animales, basta decir que el padre de Pi era dueño de un zoológico, y al mudarse deciden llevarse a las criaturas para poder venderlas en América.
La relación humano-animal queda establecida desde la primera secuencia con los créditos pasando ante nuestros ojos para posteriormente dar paso a la vida de Pi. Lee sabía que contar con animales requería no solo mucho tiempo y dedicación para el entrenamiento de dichos animales, sino que el protagonista principal, un tigre, era prácticamente imposible de tenerlo en un bote durante horas. Se opto por recrear a los animales digitalmente y la cosa les salio a la perfección teniendo en cuenta que podrían haber perdido la majestuosidad de las bestias por meros efectos visuales. El poderoso y hermoso tigre de bengala, llamado Richard Parker, luce espectacular y crea una conexión inmediata con el espectador que terminara por adorarlo. Pero si de actuaciones se trata, ni más ni menos que el héroe de toda la película es el joven Suraj Sharma. Impresionante de principio a fin, más teniendo en cuenta que casi un ochenta por ciento de la película se la pasa interactuando con cosas que en realidad no están ahí.
En definitiva considero que Una aventura extraordinaria es un canto poético a la naturaleza misma y al hombre inquebrantable que sigue de pie no solo por creer en Dios sino por su inmenso espíritu humano. Un paladar visual, en cada encuadre, que vale la pena visionar en 3D y que seguramente toda la familia disfrutara, más en estas fechas. Una de las películas más hermosas y conmovedoras que nos ha llegado este año, ojala la mitad de títulos fuesen tan fascinantes como esta extraordinaria historia que radica todo su poder y fuerza en la travesía de un joven niño que está descubriendo la vida misma y los peligros que esta conlleva. De visionado obligatorio es una sala de cine.
★★★★☆