Cuando la mayoría de las cosas se miden, cuando se quiere encontrar justificación para todo y dejar lo menos posible al azar, no es extraño que se trate de buscar la explicación a por qué una persona tiene talento, por qué una persona es un buen gerente o por qué alguien es un líder nato.
¿Se imaginan que unos cuantos genes pudieses predecir con alta fiabilidad que un adolescente de quince años será un líder excelente o que una niña de diez años se convertirá en una creativa sobresaliente? No pocas empresas iniciarían una puja por el valor en potencia.
Por si acaso, ya hace un tiempo, en los Estados Unidos se prohibió utilizar la información genética en los procesos de selección de personal.
Pero la búsqueda de los porqués, sigue. Y en el último número de The Economist hay un artículo largo y documentado que se titula: Homo administrans sobre las posibles bases biológicas de los gerentes, los líderes y los emprendedores.
Por fortuna, queda mucho camino por recorrer, y la persona sigue siendo una todavía mezcla de genes y entorno. Sin embargo, se empiezan a tener datos incipientes sobre el peso de un exceso de testosterona, por ejemplo.
Algún día se podrá llegar a conclusiones más precisas. La pregunta pendiente será, entonces: ¿Y cómo ese líder es o se transforma en líder ubuntu? Seguramente la respuesta está en la confianza y, eso sí parece claro, confianza y oxitocina van de la mano.
El artículo de The Econosmist, aquí