Una Batalla tras otra; Un peliculón tras otro

Por Nacho Cañas.

Una batalla tras otra nos presenta a Paul Thomas Anderson en un registro inesperado: el cine de aventuras y acción. Basada en una novela (a diferencia de la mayoría de sus trabajos, que suele escribir él mismo), la película sorprende al trasladar el talento visual y narrativo del director a un género que no parecía hecho para él. Con un reparto de lujo encabezado por Leonardo DiCaprio, Sean Penn y Benicio del Toro, la cinta nos lanza a un relato vibrante que combina intensidad dramática y adrenalina cinematográfica.
Una Batalla tras otra; Un peliculón tras otro El elenco es uno de los grandes aciertos. Leonardo DiCaprio confirma su capacidad para sostener cualquier historia, Benicio del Toro aporta una fuerza arrolladora y Sean Penn brilla con momentos de gran carisma. Teyana Taylor está muy bien, y Chase Infinity es toda una revelación que aporta frescura al conjunto. En general, el reparto está entregado y en estado de gracia.
La gran diferencia de esta película frente a otros trabajos de Anderson está en el origen: un guion adaptado de un libro que, a nivel narrativo, engancha desde el primer minuto. A lo largo de sus dos horas y cuarenta, la historia no decae en ningún momento; cada secuencia suma y mantiene la atención. Anderson logra que la acción no solo sea espectáculo, sino también relato, y que las escenas tengan entidad propia. Los personajes, además, no son héroes planos: tienen dudas, contradicciones y un trasfondo que les da veracidad. Bob (DiCaprio) y Lockjaw (Penn) encarnan muy bien esa mezcla de fuerza y fragilidad. Una Batalla tras otra; Un peliculón tras otro
Destaca especialmente la persecución en coches hacia el final: un momento que, en un género saturado de persecuciones, consigue sentirse histórico, de esos que marcan escuela en el cine.La dirección de Anderson sorprende por su control absoluto de la acción, algo que no se le atribuía en sus anteriores películas. Las escenas están montadas con un ritmo trepidante pero siempre claro, transmitiendo tensión sin caer en la confusión. La fotografía aporta espectacularidad a cada secuencia, con imágenes que se graban en la retina. El montaje mantiene la energía constante y convierte un metraje largo en una experiencia ligera y absorbente. La banda sonora, puro jazz, empuja con fuerza y refuerza la intensidad de la acción, sin robar protagonismo a la imagen. Una Batalla tras otra; Un peliculón tras otro
Una batalla tras otra es, probablemente, la película más accesible y a la vez más vibrante de Paul Thomas Anderson. Paul demuestra que puede reinventarse y brillar en un género que parecía ajeno a él, entregando escenas memorables y un ritmo imparable. Es una experiencia cinematográfica que mezcla espectáculo, humanidad y puro cine. Para muchos, entre los que me incluyo, se convierte en su mejor película.